13.

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Una mano me tapa la cara y giró la cabeza para mirar. La chica rubia que había pasado la noche conmigo estaba tumbada mirándome con la cabeza en la almohada.

-Buenos días.- dice Laia.

Se acababa de despertar y no estaba maquillada como solía estar habitualmente, pero estaba increíblemente guapa, más incluso que estando maquillada.

Sonrío ya que tenía mucho sueño y aún no he aterrizado en el mundo, y la agarro por la cintura para acercarla aún más a mi. Cuando nuestros labios están a pocos centímetros ambos reímos y le suelto un beso.

-Buenos días.

Durante toda la noche habíamos estado haciendo el idiota riéndonos sin parar y habíamos estado hablando sobre lo que había pasado antes de que llegara mi madre. Aunque había sido su primera vez, había sido una de mis mejores veces. Había sido el mejor polvo de mi vida.
Nos habíamos ido a dormir cerca de las cuatro de la mañana ya que queríamos dormir algo para podernos ir con las motos a dar una vuelta.

Media hora después de despertarnos, decidimos levantarnos para desayunar. Mi madre aún dormía ya que aún era muy pronto, las ocho de la mañana para ser exactos. Sólo habíamos dormido cuatro horas, pero suficientes sí eran a su lado.
En la cocina, la chica se sienta encima del mármol y se queda mirando como preparo el café. Al darme cuenta me giro y me pongo justo delante de ella, entre sus piernas.

-¿No piensas hacer nada?-le digo con una sonrisa mientras le hago cosquillas para que se baje del mármol.-Venga va ayúdame y así nos podemos ir pronto.-la chica me niega con la cabeza y me encierra entre sus piernas. Me río al ver su reacción y le planto un beso en la mejilla.


Una vez desayunado, Laia se va a su casa. Aunque ninguno de los dos quisiéramos, ella tenía familia y también tenía que pasar tiempo con ellos, aunque se enfadarán cada dos por tres. En ese momento mi madre abre la puerta de su habitación y me saluda. Yo le devuelvo el saludo y entro a mi habitación para coger ropa limpia e irme a la ducha.

-Voy a ducharme y luego me iré a dar una vuelta con Laia, vendré para comer ¿vale?-le abrazo y le doy un beso en la mejilla.

-¿Avisaste que no irías al partido?

-¡Mierda lo había olvidado!-era verdad, con el tema del hospital y todo se me había olvidado avisar al entrenador de que esta semana no iría al partido, aunque Raúl seguramente ya lo hubiera hecho por mi-Pero tranquila, ahora cuando salga hablo yo con Raúl.

Veinte minutos después salgo de la ducha y me pongo la ropa que había dejado preparada junto a mis bambas rojas. La ducha me había dejado como nuevo ya que la falta de sueño empezaba a notarse.
Cuando salgo de la ducha vestido y peinado, veo como mi madre está en el sofá con Laia y suelto una sonrisa al ver la escena.

-Al final me voy a creer que no tienes casa, te pasas más tiempo aquí que en tu casa. Y te recuerdo que vives a dos metros.

-Y será que a ti no te gusta que venga.-dice mi madre mirándome con una sonrisa picara.-encima que viene ella siempre y tu nunca la vas a ver.

-Ni que se cansara por el camino.-me río y le doy un beso en la mejilla a la chica, la cual me estaba poniendo una cara de asco terrible.-Buenos días de nuevo bebé.

-Si si, bebe.-la sonrisa se me quita del rostro y la miro serio. ¿Se había enfadado por esa broma?-Que es broma imbécil.-ahora sí que sonrío y la agarro por la cintura para hacerle cosquillas.

-Venga vámonos anda.-me dirijo a mi madre para darle un beso y le sirvo mi mano a Laia para que se levante del sofá y nos podamos ir.

Cuando estamos por la carretera para salir de la ciudad, me paro en la gasolinera para reponer ya que no podría ir muy lejos con la poca gasolina que tenía. Una vez llegado, la chica aparca a mi lado y espera a que acabe de hechar la gasolina.

Los hombres también se enamoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora