22.

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Estoy llegando para mí casa cuando de repente el móvil me suena.

-Cuando hayáis hablado dime que ha pasado. Y por favor, yo no te he dicho nada.- leo el mensaje que me había enviado Miriam y sin contestar, abro la puerta de mi casa.

Antes de ir a hablar con Iván tenía que venir a casa a coger las llaves de mi moto ya que antes me había ido con Christian y su moto. Al entrar a casa, me apresuro en coger las llaves y salir de nuevo de casa no sin antes saludar a mi madre. Esta, al ver que iba con prisa, no se molesta en pararme ya que sabe que yo soy una persona muy tranquila, o al menos eso cree, y no soy de ir con prisas a los sitios. Salgo por la puerta y me dirijo al garaje. Una vez a bajo, veo como la moto del chico no estaba aparcada en su lugar, lo que significaba que estaba donde yo me imaginaba.

Cuando llevaba unos diez minutos de camino aproximadamente, tomo la última curva. Nada más pasar la curva, veo al fondo una moto al fondo que me resultaba muy familiar, su moto. Aparco mi moto junto a la suya y una vez la he apagado, me quito el casco y lo dejo encima de la moto.

-¿Qué haces aquí?- escucho una voz a lo lejos muy familiar y me giro.

Sentado junto a la roca donde solía sentarse siempre que veníamos a este lugar, me encuentro a Iván mirándome hacia las vistas que daban ese lugar.

-Tengo que hablar contigo.- digo acercándome y sentándome frente al chico rompiéndole la visión del paisaje para que se centrara en mí.

-¿Ha pasado algo?

-Lo sé todo.- en ese momento, el chico clava la mirada en mi mirada y noto como se empieza a tensar.- Sé que has estado todo este tiempo ocultándome la verdad, que has intentado que no me enterara de ninguna manera para que no sufriera, o eso creías tú, y sé que todo fue culpa de Christian para que te dejara y se pudiera aprovechar de mí. Pero solo quiero saber una cosa, ¿Te creías que por estar con él iba a olvidarte en algún momento? –en ese momento veo como el chico no para de mirarme, escuchando cada una de mis palabras como si la vida le fuera en ello.

-No pretendía que me olvidaras, simplemente veía que si era yo quien te lo contaba, no me creerías. Sé como te sentiste ese día, te veía llorar, hablaba con tus padres y fue tú propia madre quien me dijo que era mejor que te dejara, que te darías cuenta por ti sola de toda. Todos sabíamos la verdad Laia, todos excepto tú.- en ese momento el chico se levanta de la roca en la que estaba y se pone de pie, justo enfrente de mí y con nuestros ojos sin perder el rastro del otro en ningún momento.- Pero, ¿Qué podía hacer? Estabas todo el rato con él, lo adorabas, era Dios para ti, tu protector, con el que te confesabas, y lo peor, me habías sustituido por el sin tan siquiera dejarme explicar desde un momento.

-Lo sé...- sus palabras me habían dejado petrificada. Tenía razón, había sido mi culpa que no le hubiera escuchado al día siguiente de la fiesta cuando me vino dando explicaciones, y tenía razón que me había reservado y me había aislado solo con Christian, pero fue el único que había estado a mi lado, y ahora entendía el porqué.- ¿Ni siquiera me vas a preguntar cómo sé que estabas aquí?

-Antes de venir, he quedado con Miriam. ¿Por qué crees que estaba en el parque? Le he contado todo lo que hemos hablado desde que rompimos, y pues hemos estado hablando de la conversación entre tu y yo que hemos tenido en el rellano. Pero como sé como es, le he dicho que vendría aquí. Sabia que acabaría contándotelo todo.

-Pero, ¿por qué has esperado hasta ahora?- nuestra conversación había perdido totalmente el hilo de lo que deberíamos estar hablando, pero la verdad es que no me importaba, solo quería escuchar su voz.

-Por lo que me has dicho antes en el portal.- por mas que intentaba evitarle la mirada al chico, me resultaba imposible, por lo que decido sentarme en la roca donde estaba el chico antes y sigo escuchándolo.- Me has dicho que sigo siendo el único con el que has tenido algo más, y obviamente no quiero que te toque un tío como Christian. No podría soportar que ese chico tocara mis cosas.

-¿Perdón?- ahora si que era verdad que estaba perdida. Estaba deseando lanzarme a él y darle un beso y pedirle que todo volviera a ser como antes, pero que encima me dijera esas cosas me lo ponía encima más fácil.- Nunca he sido tuya, ¿recuerdas? Al igual que tu nunca fuiste mío.- sinceramente no sabía porque había dicho eso pero se ve que al chico le gusto por la sonría que salía de su rostro.

-Te he estado viendo cada día que estabas con Christian. Veía todo lo que hacíais, besos, abrazos, caricias, todo. No podía hacer que volvieras conmigo sin que me escucharas, pero si podía protegerte mientras estabas con él.

-¿Cómo, rompiéndole la cara delante de todos?- digo mientras recuerdo aquella escena y, al acordarme de como quedo el chico después de la paliza de Iván, esbozo una sonrisa.

-Él no te hubiera hecho nada, no es lo suficientemente valiente para eso, pero aquel día iba muy borracho y tenia miedo a que si te pudiera hacer algo, por eso acabe con esa idea rápido.

-No hubiera hecho nada y lo sabes.- en ese momento el sol empezaba a caer y cada vez el frío se estaba apoderando de mí y eso se notaba, puesto que no llevaba chaqueta e Iván, sin darme cuenta me cogió y me estrechó contra su pecho.

-Mientras yo esté a tu lado nunca te va a pasar nada.

Solo esas palabras, fueron suficientes para que no pudiera pensar en nada más, ni siquiera en plantearme solucionar nada con Iván, simplemente, enrosqué mis brazos por debajo de la chaqueta del chico y apoyé mi cabeza a su pecho, escuchando esos latidos que hacía tanto tiempo que no oía.

-¿Miriam no te ha dicho que tenemos cena esta noche en su casa?- escucho que dice el chico rompiendo el silencio tan maravilloso que estaba viviendo.

-Sí, pero no tengo ganas de ir la verdad, seguramente me vaya para casa a descansar.- después de como había empezado el día, nadie me hubiera dicho que acabaría abrazando al chico que quiero conmigo, viendo el atardecer y sin intenciones de moverme de ahí.

-De eso ni hablar.- dice el chico en el momento que se levanta, haciendo prácticamente que me caiga al suelo.- Vamos a tu casa, dejas la moto, y te vienes conmigo. Que los chicos llevan mucho tiempo queriendo estar contigo.

Al concluir, me coge de la mano y me lleva hasta donde están aparcadas las motos, dándome mí casco que estaba encima de la moto y se queda observándome.

-Espera, ¿Solo los chicos tienen ganas de estar conmigo?- digo con una sonrisa pícara mientras el chico me mira, posiblemente repitiéndose mi pregunta para sí mismo.

-Vamos anda, es tarde.- dice haciéndose el sordo mientras se gira a coger su casco.- Aunque bueno.- dice volviéndose a mí.- Yo también te he extrañado algo.

Era normal que tuviera una sonrisa cuando estaba junto al chico, pero después de haber oído eso, era aun más sincera mi sonrisa. En ese momento, me pongo frente al chico y lo abrazo con todas las ganas que tenía guardadas desde hace mucho tiempo. Al separarnos, el chico se me queda mirando, con la luz de la luna, que había salido sin que nos diéramos cuenta ninguno de los dos, dándole una brillantez en la mirada.

-Te he echado de menos.- digo yendo de nuevo a abrazarlo, pero esta vez sin poder conseguir mi objetivo. Cuando me acerco a abrazarlo, el chico me coge en ese momento la cara, levantándome la barbilla y dándome el beso que llevaba esperando desde que había aparcado mi moto en la que estábamos apoyados en ese momento.

Al separarnos, el chico me acerca de nuevo a su pecho y abrazándome de nuevo.

-Te quiero.


Los hombres también se enamoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora