Emma entró a su apartamento sintiéndose completamente desconcertada, llena de culpa, mareada y bastante conmocionada. No podía creer que se había aventado a Max así. ¿Qué diablos se le había metido? Pero no podía llegar a sentirse mal por besarlo porque había sido incuestionablemente lo mejor en su vida. Y la manera en que él había sido tan dulce con ella toda la noche ... simplemente se había robado un pedazo de su corazón.
Él tenía una manera de llevarla a otro mundo. La hacía sentir tan diferente, tan querida. Hasta ahora podía sentir los efectos de él y ciertamente no se lo podía sacar de la cabeza. Diablos, hasta sentía como si todavía podía oler su colonia alrededor de ella.
Se dirigió hacia el baño y decidió que sería mejor si se bañaba. Quizás eso haría que saliera de su estupor. Se desvistió rápidamente y cuando el vapor del agua caliente primero golpeó contra su espalda, se dio cuenta que en realidad sí olía a él. Ahí fue cuando le pegó y empezó a sentirse horrible sobre sí misma. Era una persona y ser humano horrible.
Se terminó de bañar de prisa y se alistó para la cama. Ya no quería pensar más y dormir era la única cosa que podía ayudar con eso. Sacó su teléfono de su abrigo, acordándose que lo tenía que cargar. Lo encendió de nuevo y se sorprendió al ver que no tenía mensajes de Roy. Su último mensaje a él había sido bastante feo al haberla dejado plantada para ir de fiesta. No haciéndole caso, encontró las estrellas de brillo en la oscuridad de Max y las metió a un cajón en el living donde guardaba un par de recuerdos que había traído con ella de Los Ángeles.
A pesar de su mal humor, eso trajo una sonrisa a su rostro mientras apagaba las luces y se acurrucaba debajo de las cobijas de su lado de la cama. Pensó que apenas se había quedado dormida cuando escuchó su teléfono sonar. Una mirada rápida al reloj reveló que eran casi las tres de la mañana.
"¿Hola?" ella contestó con una voz atontada.
"¿Emma? Es Tony de clase. ¿Dónde vive Max?"
"¿Qué? No lo sé Tony. ¿Por qué me estás llamando?"
"Piensa, Emma. Es importante. Necesito darle unos papeles."
"¿A las 3am? ¿Qué diablos está pasando, Tony?"
"¿Sabes dónde vive Max o no?" él demandó.
De repente se le ocurrió que sí sabía y suspiró dentro del teléfono. "Ayala 89, apartamento 2B, como de burro."
"Eres la mejor Emma. ¡Bye bye!" escuchó antes de que la línea se desconectara.
¿Qué diablos fue eso? Al mirar su teléfono, se dio cuenta que en verdad había sido el número de Max que la había llamado y tenía una par de llamadas perdidas de él también. Lo llamó de vuelta de inmediato pero nadie contestó. Qué raro.
Borró su historial de llamadas y en un capricho decidió cambiar el nombre de Max a María bajo sus contactos. En caso de que él la llamara y Roy estuviese de regreso, no quería levantar cualquier sospecha. Sí, definitivamente estaba perdiendo la cabeza y cayendo en la paranoia. Respirando profundamente, se fue a dormir de nuevo.
Se despertó temprano a la mañana siguiente con los ronquidos de Roy. Él todavía estaba totalmente vestido de la noche anterior y apestaba a alcohol. Trató de despertarlo para que al menos se cambiara o dejara de roncar, pero no se movió ni un centímetro. Estaba completamente noqueado. No pudiendo aguantar el olor o los ronquidos, se estaba levantando de la cama cuando la mano derecha de Roy debajo de la almohada le llamó la atención.
Sus nudillos estaban completamente rojos y morados ... e hinchados. Ella tomó su mano para inspeccionarlo y parecía que había sangre seca también. Tragó saliva fuertemente, pensando lo peor al instante. La llamada de Tony preguntándole por la dirección de Max. ¿Se habían metido en una pelea? No pensó que Max iba a salir anoche, ¿pero y si lo hizo? Ay, no.
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Robando A Emma
RomanceEmma Blake está lista para un cambio de su vida monótona en Los Ángeles. Así que cuando su novio Roy sugiere que vayan a estudiar la maestría juntos en España, ella está lista para la aventura. Nueva ciudad, nueva vida, nuevos amigos. ¿Qué podría sa...