Robando A Emma

Capítulo 17 - La Redada

Algo estaba muy mal con Emma. De alguna manera había pasado de actuar como una novia pegajosa y celosa a una chica llena de hormonas en una misma noche. ¿Realmente había coqueteado con él? ¿Bailado seductoramente en sus brazos? Ni mencionar todos los pensamientos locos e inapropiados que estaban volando por su cabeza. ¿Por qué tenía que ser tan atractivo?

De cualquier manera que ella lo mirara, ya no había cómo escapar ahora.

Ella lo quería y lo quería intensamente.

¿Qué diablos estaba haciendo? ¿Y ahora estaba yendo al hotel con él? Una culpa la embargó por lo que debió haber sido la centésima vez ese día. De repente sentía náuseas.

Ella se inclinó para apagar el video que estaban mostrando en el taxi de un manotazo. Trataba de distraer sus pensamientos.

"¿Estás bien?" Max preguntó preocupado.

"Este, sí. Sólo me mareo un poco en los taxis a veces." No era necesariamente una mentira, sino una verdad a medias. Eso sí le pasaba en ocasiones, pero no en ese momento en particular.

"¿Por qué no dijiste nada?" Él rápidamente se cambió de posición en el asiento junto a ella, abriendo la ventana a la mitad y poniendo la ventilación de aire hacia su dirección. "Ven, inclínate hacia delante un poco," dijo moviendo su brazo detrás de ella y asegurándola en su lugar. "Espero que no te muevas tanto de esta manera," dijo besando su frente.

Él era demasiado perfecto a veces. Ella suspiró y recostó su cabeza contra su hombro. "Gracias, Max."

"Cuando quieras, querida," él susurró.

"Bueno, realmente estaba tratando de no decir nada, pero eso fue adorable. Estoy tan orgullosa de ti, Maxi," Mia dijo contentamente en el asiento al lado de él.

"Me estoy muriendo por saber que pasa," Leo dijo, volteándose del asiento del pasajero al frente.

Ah cierto, tenían una audiencia. Una en donde todas sus reglas estúpidas estaban siendo rápidamente olvidadas una por una.

Max se encogió de hombros. "No es nada," dijo suavemente.

Esa era la segunda vez que él había descartado algo entre ellos. Ella debería de estar contenta por eso. En vez, ardía como un piquete de avispa. ¿Por qué sentía que la estaba haciendo a un lado?

Por suerte, el taxi llegó al hotel y ella rápidamente se salió al muy necesario aire fresco. Por alguna razón, Max no había soltado su mano y pisó la vereda tan rápido como ella.

Todos entraron al lobby, Leo y Mia susurrando detrás de ellos en conspiración. Emma esperaba que no fuera sobre ellos.

"¿De qué están chismoseando?" Max se volteó para preguntar.

Mia inmediatamente se sonrojó. "Ah, bueno nosotros ..." Ella miró a Leo y los dos de repente se sonrieron como un par de adolescentes. Parecían tener algún tipo de conversación silenciosa sólo con la mirada cuando Leo asintió, colocando un mechón de pelo detrás de su oreja.

"Diles," él le alentó.

"Leo ... no, tú diles. Es tu hermano. Yo ya pasé por esto con mi hermana," ella respondió.

"¿Eh, chicos? ¿Qué está pasando?" Max dijo alarmado.

"Bueno, está bien. Mia está embarazada," Leo soltó. "¡Estoy muy orgulloso! ¡Lo logré!"

"Ahem, los dos lo logramos. Lo último que recuerdo es que yo también estaba ahí," Mia se rió. "Empezamos a tratar hace unos meses," ella explicó, sus ojos poniéndose ligeramente llorosos.