Capítulo 15 - Allanamiento de Morada

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Emma rápidamente abrió la puerta de la habitación 1502 y entró. Las luces estaban apagadas así que se dirigió hacia la recámara en la obscuridad, corriendo su mano a través de la pared para mantener su balance. Una vez que sus ojos se ajustaron a la obscuridad, se sintió aliviada al ver que él ya estaba dormido en su cama.

Bien. Esto lo haría mucho más fácil salir por la mañana. Quién sabe, con suerte él ni siquiera sabría que había estado ahí. Estaba bastante segura que él estaría enojado con ella otra vez por evadirlo una vez más durante los últimos dos días. Pero no podía evitarlo. Max había empezado a hacerla sentir y pensar cosas que eran demasiados peligrosas para manejarlas ahora. La distancia parecía la única solución ... por ahora.

Ella se sentó en la cama junto a él mientras lo estudiaba discretamente. Él estaba posicionado en la mitad de la cama, lo cual desafortunadamente quería decir que no tendría mucho espacio para ella misma o se vería forzada a acurrucarse contra él. Quizás si se durmiera en el sofá sería mejor idea.

Ella se inclinó sobre él para alcanzar una almohada cuando una mano caliente agarró su brazo y la paró. Con la respiración entrecortada, miró hacia abajo y en efecto él la estaba mirando a través de ojos caídos.

"¿Todavía estoy soñando?" él susurró.

"No," ella se rió. Lo pellizcó ligeramente en el brazo. "¿Ves?"

Él sonrió y frotó sus ojos. "Entonces debo de estar en el cielo. Te ves como un ángel vestida así."

Ella miró hacia su vestido y sonrió. Bueno, sí estaba vestida de blanco. Eso le daría. "¿Estabas soñando conmigo?" No pudo dejar de preguntarle.

"Siempre sueño contigo."

Sus ojos se agrandaron a su respuesta franca. "¿De qué ... sueñas?"

Él se sentó contra la cabecera y la miró a sabiendas. "Te irías corriendo si te dijera."

Ella estaba contenta que estuviera obscuro porque un sonrojo enorme cruzó su cara en ese momento.

"¿Qué estás haciendo aquí de cualquier forma? ¿Qué hora es?" él preguntó.

"No podía dormir. Como la 1:30am," ella se encogió de hombros.

"¿La cama elástica no estaba funcionando bien?" él bromeó.

"Es pura tortura. Hace tanto ruido cada vez que hago el movimiento más ligero y se desinfla tan rápido que termino en el piso cada mañana."

Él soltó su brazo que todavía estaba sosteniendo, y corrió sus dedos por su pelo. "¿Así que asumo que quieres dormir aquí?" preguntó entre bostezos.

"Sí, bueno dijiste que podría. ¿Recuerdas?"

"Hmm. No recuerdo haber dicho algo sobre dormir exactamente. Además, esa oferta expiró hace unos días."

"¿Qué? ¿Por qué?" ella preguntó completamente confundida.

"¿Qué te puedo decir, querida? Esta cama es tan cómoda que realmente estoy disfrutando de dormir en ella a solas. Creo que lo quiero dejar de esa manera," dijo estirándose un poco.

¿Estaba bromeando? "¡Max! No puedes decirlo en serio. Por favor no hagas que regrese ahí."

"Serio como un ataque al corazón. No lo sé Em ... al menos que me puedas convencer de otra manera voy a volver a dormir. Estaba teniendo un sueño muy agradable antes de que te colaras aquí adentro y me despertaras."

"¿Convencerte? Max, prometo que no haré el más mínimo ruido. Ni siquiera sabrás que estoy aquí."

"Eso no va a funcionar para mí, querida. Piensa en algo mejor."

Robando A EmmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora