Capítulo 12 - El Secuestro

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Max respiró hondo, dejando que el aire fresco de la mañana de primavera llenara sus pulmones. Se reclinó contra la camioneta, tratando de convencerse que esto era una buena idea por centésima vez.

"¿Por qué no simplemente la llamas?" Leo preguntó desde el coche. "Ya han pasado 20 minutos."

"Dale un tiempo, ¿quieres? Estamos temprano de todas maneras ... creo," él respondió.

"Hermano, ¿qué si ya se fue? Llámala maldición."

Max estaba por decirle que se callara, cuando la puerta principal del edificio se abrió de repente. Él pausó al ver a Emma salir con gracia con su maleta detrás de ella. Bueno, así que no había exactamente pensado bien en esta parte, pero ahora era el momento para llamar su atención.

"Em," la llamó.

Ella se volteó a mirarlo completamente confundida. "Max. ¿Qué haces aquí?"

"¿Qué parece? Te estoy llevando al aeropuerto," dijo como si fuera la explicación más obvia del mundo. Se salió del coche para abordarla y le dio un beso rápido en la frente. "Permíteme," dijo tomando su maleta y abriendo la cajuela de la camioneta.

"Eh ... ¿por qué me estás llevando al aeropuerto? Pensé que ibas a Marbella."

"Cambio de planes," él se encogió de hombros. Acarreó su maleta dentro del coche y cerró la cajuela. Antes que ella pudiera decir algo más, abrió la puerta del pasajero al frente y señaló para que entrara.

Ella lo miró con duda y no se movió de su sitio. "¿Me estás siguiendo?"

"Como crees. Vamos, querida. Tienes un avión que alcanzar," dijo agarrando su mano y dándole un empujón suave hacia el asiento del coche. "Ese es Leo, por cierto," él dijo mientras que ella se sentaba y él le ponía el cinturón.

Ella lo miró de cerca en el asiento del conductor, claramente sin entender lo que estaba pasando. "Eh, hola," ella dijo totalmente confundida.

"Ey, Emma. Qué bien finalmente conocerte," Leo dijo con una expresión entretenida.

Emma volteó a ver a Max quien todavía estaba inclinado a su lado por la puerta. Por alguna razón estúpida, él quería ver su reacción hacia Leo. La mayoría de las chicas se impresionaban de su apariencia, pero a ella no le parecía importar. Eso sólo hizo que sonriera más.

"¿Me vas a explicar lo que está pasando, Max?" ella le preguntó.

"En un minuto, querida," dijo antes de cerrar su puerta y meterse en el asiento de atrás.

"Sólo para que sepas, me forzaron a esto. Supuestamente, Max piensa que todavía le debo un aventón al aeropuerto desde hace dos años," Leo le explicó a Emma al arrancar manejando.

"Hermano, me despertaste a las cinco de la mañana esa vez. Y por si lo has olvidado, yo te ayudé con Mia ese día así que no lo quiero escuchar de nuevo."

"Aún así, ¿sabes lo difícil que fue dejarla durmiendo esta mañana? Traía puesto uno de esos negligés que me vuelven loco," él dijo pareciendo perdido en un ensueño.

"Dios, Leo eres tan mandilón a veces. Ella calienta tu maldita cama todas las noches así que supéralo."

"Perdón por interrumpir su conversación, ¿pero alguien me puede explicar que tiene que ver esto con llevarme al aeropuerto?" Emma de repente dijo en voz baja.

"No sólo eres tú. Los estoy llevando a los dos al aeropuerto," Leo dijo.

"¿Los dos? ¿Adónde vas tú?" Emma preguntó, volteándose para mirar a Max.

Robando A EmmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora