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Una de las ventanas del callejón se abrió de golpe, irónico , ya que no había gritado mucho más alto que cuando ella lo hacía pidiendo ayuda, lamentablemente solo le prestaron atención a él.

Scott, se puso las gafas de sol que llevaba en la cabeza y se subió el cuello del jersey para no ser reconocido, puede que no se haya mencionado antes, pero en el pasado tuvo sus pequeños problemas con la policía, la política, la banca, las petroleras... y los que manejan el estado en general , y todos ellos estaban esperando la oportunidad para poder ponerle entre rejas de nuevo.

-¿Quién coño te crees que eres? Es mi mujer y hago lo que me da la gana. - ella se alejó unos pasos apoyándose en la pared. - Joder, espera...

-Que no la toques .- le advirtió Scott interponiéndose entre ellos.- Te estoy advirtiendo...

-¡Vuelve aquí zorra! - gritó él, y la ventana se cerró con la misma velocidad con la que se había abierto.

-No la llames así...- dijo al ver cómo se deshacía en lágrimas sentada en la acera.

-¡Eso es lo que eres, una puta y una zorra!- Scott no pudo contenerse más y dirigió su puño hasta la cara de él.

El marido cayó al suelo, sin oponer la menor resistencia, lo que en realidad decepcionó un poco a Scott que quería darle su merecido a ese cerdo.

Scott dio gracias por haber traído el coche después de comer en casa en el descanso, metió al hombre en el maletero como una asquerosa bolsa de basura.

-¿Qué vas a hacer? - preguntó ella casi sin voz.

-Señorita, es una pena que se vea en esta situación... tenga, - le dio una moneda que llevaba en el bolsillo. - úsela para llamar a un taxi,- señaló la cabina de teléfono.- ¿tiene dinero para pagarlo verdad?- ella asintió, así que Scott se subió al coche y ella sonrió avergonzada, aunque se notaba que se había quitado un peso de encima .- Debería sonreír más, tiene una sonrisa preciosa. - dicho esto siguió la carretera hasta llegar a su casa.

Lucifer solo castiga a los malvadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora