10

47 6 0
                                    

Scott llamó al timbre y salió corriendo como si fuese un niño gastando bromas, con la diferencia de que él se montó en la furgoneta para huir.

Al doblar la esquina pudo ver la cara de ella , recién salida de su fiesta del bebé para abrir un paquete con la nota:

Primero, no deberías ser tan confiada, este paquete podría ser una bomba, o veneno, como un caballo de Troya.

Sin embargo, lo importante es , ¿Es este el padre que quieres para tu hijo?

Y a continuación se encontraría a su esposo atado como el animal que era.

A Scott le hubiese gustado quedarse a ver el resto, pero tenía que ir a trabajar.

(()()()()))))())))))()()))()((()(()())())())())))))()())))))())((()))()((((()))()))())())())))((())(()(()(()))(()))))))(()()((((((()))

-Hola. - dijo Scott saludando a un par de ancianas que no dudaban en criticar sus vaqueros rotos, su dilatación en la oreja y su tatuaje en el antebrazo.

-¡Por Dios! - exclamó una de ellas haciendo que las ruedas de de andador fuesen tan rápido que casi no tocaban el suelo.

Scott se encogió de hombros y siguió andando cómo si nada hubiese pasado, era agradable sentirse bien por hacer algo bueno en lo que crees, sin que la gente te agobie.

-¿Qué hay Kaily? - saludó al entrar con el tintineo de la campanita de fondo.

-¡Maldita sea!- una cuchara de servir se aproximó volando desde la cocina hasta cinco centímetros más a la izquierda que la cabeza de Scott.

-¿Qué ha pasado? - preguntó avanzando medio agachado, listo para poner cuerpo en tierra por si volaban cuchillos en vez de cucharas.

-¡Que no viene nadie! - el efecto de las pastillas mágicas se estaba pasando y su cuerpo lo echaba de menos.

- Tranquila... solo es una racha mala. - Intentó animarla a pesar de que se podía oler su miedo.

Lucifer solo castiga a los malvadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora