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Emma soltó un gemido de dolor nada más recuperar el sentido.

-Lo siento querida.- se lamentó él recogiendo los medicamentos que había usado para curar las heridas y provocar que se relajara.

-No, joder, no.- reaccionó con tristeza al ver que estaba atada en la cama.

-Perdona amor, pero es por tu bien, es para que no te hagas daño.- guardó todo en el botiquín. - A mí es al primero que no le gusta que estés así.- susurró mientras acariciaba su rodilla.

-¿Por qué me haces esto cabronazo?- lloriqueó ella intentando liberarse de sus ataduras.

-Porque, cielo, ahora somos pareja. - Scott se arrodilló a un lado de la cama tomando la mano de ella.- Ahora yo soy tuyo y tú eres mía , y solo vivimos para pertenecernos el uno al otro. - él sonrió al ver las lágrimas de lo que creía que era felicidad surcando las mejillas de Emma. - Lo que siento por ti es único, aunque ne había enamorado antes , más veces de lo que me gustaría admitir, nunca había notado estas mariposas que cosquillean mi estómago cada vez que me miras. solo necesito saber una cosa ¿quieres casarte conmigo?- colocó el brillante anillo de esmeraldas en su dedo y besó su mano con ternura.

-Muérete - quejió ella , y después le escupió con desprecio.

-Pero...¿qué he hecho mal? - a Scott le destrozó no ser correspondido, una vez más.- Creí que eras especial, la indicada, la definitiva...- la desilusión asestaba más y más fuerte a su corazón llenándolo de rabia. -¡No! Eres la elegida, lo sé, te quiero a ti. - se levantó y se salió de la habitación .- Y si aún no me quieres, haré que lo hagas.

Lucifer solo castiga a los malvadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora