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Demi sabía perfectamente la dirección de su casa así que no fue difícil llevarla hasta allí.

-¿Es esta? - preguntó Scott por séptima vez, para estar seguro de que no se equivocaba.

-Si.- la niña miró sus zapatos de flores y visiblemente entristecida preguntó. - ¿Ya no nos veremos más Lucifer?

A Scott le pareció tan bonito que incluso le dolió , como si le disparasen con un cañón de arcoiris.

-No te preocupes,- Scott se agachó para ponerse a su altura y con suavidad levantó su barbilla para verle mejor la cara.- estarás bien sin mí.

Demi sonrió avergonzada y besó la mejilla de Scott antes de irse dando saltitos hasta su puerta y llamar al timbre.

Al abrirse la entrada apareció una señora con ropa deportiva y el pelo enmarañado. La señora abrazo a Demi mientras lloraba con una sonrisa.

Scott no podía oír lo que decían pero, después de que su madre le preguntara algo Demi le señaló y la mujer avanzó marcando sus pasos exageradamente hacia él.

-¿Quién diablos eres tú? - la señora estaba aparentemente cansada , ya que en sus ojeras se podría surfear.

-Creo que no debería hablarme así. - era un tono irritante que no se merecía después de rescatar a una niña pequeña, puede que fuese el ideal por haber descuartizado brutalmente a un gato, pero ese no era el tema.

-¡Exijo saber qué le has hecho a mi niña, maldito perturbado!- la señora chilló y lanzó un golpe que aunque le fue fácil de esquivar , le hirió el orgullo a Scott.

-Tengo la ligera sensación de que no soy bien recibido... - él hizo una reverencia y retrocedió hasta su furgoneta. -¡Adiós Demi! - gritó y desde la ventanilla, se despidió agitando una mano , como hizo después la pequeña.

-¡Tengo tu matrícula! - gritó la madre llena de satisfacción.

-¿Si? Toma un par más.- respondió Scott mientras reía al tirar dos más por la ventana.

Lucifer solo castiga a los malvadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora