Capítulo 2

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NICHOLAS

- Aleja tus sucias manos de mi chica, Bondes. - me amenaza el muy imbécil.

- ¿Tuya, Johnson? - pregunto burlón. - No decías lo mismo cuando le devorabas la boca a una pelirroja, ella no te pertenece y no es un jodido juguete.

Mi agarre en su cintura se hace más fuerte y ella aprieta mis manos, claramente molesta.

- ¡He dicho que la sueltes! - grita molesto y es ahí cuando la música se detiene.

Todos los presentes nos miran expectantes de un buen espectáculo donde posiblemente pueda haber golpes y sangre, todo por una chica pero no es cualquier chica.

Es ella.

- Y yo he dicho que no la soltare. - sentencio mientras cubro a la castaña, poniéndola atrás de mí.

- ¿Te crees gracioso? - se acerca hacia mí y por su balance al moverse, deduzco que esta borracho. - ¡Dame a mi chica!

Su puño pretende impactar contra mi rostro pero soy más rápido que el e impacto mi puño contra su nariz.

- ¡Mi nariz! - llora William. - ¡Me rompiste la nariz!

Su chillido para nada masculino provoca que el público ría y cuando pretendo burlarme, la castaña toma mi mano y me guía hasta el mar.

- Mierda - suspira frustrada mientras se sienta en la arena.

- ¿Todo bien, bella dama?

- ¿No hay algo mejor? - pregunta sarcástica. - No me coquetees.

- Tú también lo hacías. - contracto y ella se tensa.

- No lo hice.

- Como digas, preciosa. - respondo al ver sus mejillas rojas.

Ventajas de ser sangre de lobo.

- La luna esta hermosa. - habla la chica tratando de cambiar el tema.

- Lo está pero porque mejor no me dices tu nombre.

- Tal vez porque no quiero decírtelo.

- Lastimas mi frágil corazón, preciosa. - toco mi pecho exageradamente y finjo llorar, para mi sorpresa, la chica no ríe.

- Púdrete, imbécil.

- Eh, tranquila. - respondo. - Estaba bromeando.

- Como sea. - gira su cabeza, ignorando mi mirada.

- ¿Cuál es tu nombre?

- Soy nadie para ti. - me mira seria.

- Soy Nicholas. - le tiendo la mano y ella no la acepta.

Esta mujer.

- ¿Qué tal si nos damos un chapuzón?

- El agua debe estar helada. - responde rápidamente.

- Vamos, no seas aguafiestas.

- Ve tú, entonces.

- Estaré solo.

- Busca a otra chica o que se yo. - esta chica me desespera.

En un acto veloz la elevo de la arena y le tomo por la cintura, cargándola hacia el mar.

- ¡No! - grita ella pataleando. - ¡Nicholas, no te atrevas!

- ¿No me atrevo? - pregunto coqueto.

- Nicholas, suéltame.

- A la orden, mi capitana. - y cae en el agua salada.

- ¡Esta fría! - inquiere. La tomo por la cintura y la arrastro conmigo, me detengo cuando el agua llega al estómago. - ¡Idiota!

- Ya cállate. - murmuro de mal humor.

- Cállame, imbécil - oh, está bien.

La atraigo a mí y estampo mis labios con los de ellas. El beso duro unos segundos pero eso es suficiente para que mi amiguito se emocione y quiera salir de mi pantalón de playa. Michelle se separa sorprendida y sale corriendo del mar, sentándose en la orilla con la mirada perdida.

¿Hice algo mal, acaso?

- ¡Nena, espera!

Almas Gemelas (A.G #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora