MICHELLE
Observo el cielo nublado y suspiro.
¿Por qué estas cosas me pasan a mí?
¿Cuándo llegue a convertirme en un monstruo?
- Michelle. – Lis me abraza mientras abrigo mi cuerpo con mi abrigo de lana. – No fue tu culpa.
Niego con mi cabeza y comienzo a sollozar.
- Yo lo mate. – susurro. – Mate a su hijo.
Lis me mira con pena.
- Mate a mi propio hermano.
- ¿Cómo puedes estar tan segura que era el hijo de Daniel? – pregunta y resoplo.
- Su mirada. – es todo lo que digo. – Lo vi en su mirada.
Lis no dice nada más y solo se dedica a mirar un punto en específico del parque.
Anoche, yo simplemente hui de mi propio hogar.
No podía soportar ver a mi padre y entender que él tampoco quería verme.
Daniel Rivaldo se acostó con Cristina Berman.
El acaba de traicionar ese amor que cultivo con Moira.
Y con la peor de las personas.
Las lágrimas salen de mis ojos como cascadas y trato de limpiármelas con mi jersey azul.
- Necesito desaparecer un tiempo, Lis. – susurro y ella abre sus ojos azules.
- ¿Cómo? – pregunta asombrada.
- Necesito un tiempo a solas. – me levanto de la banca y la abrazo. – No me busques.
Lis se levanta y me agarra el brazo, mirándome con suplica.
- No lo hagas. – suelta su agarre y niega con la cabeza. – No me detengas, Lis.
(..)
- Gracias, señora Morgan. – agradezco mientras como de la riquísima comida de la dulce mujer.
Algo en ella, simplemente me recuerda a Martha.
- Te he dicho que me llames Louise, Michelle. – le sonrió y ella ruedo sus ojos.
Saco un fajo de billetes de mi bolsillo y los pongo encima de la pequeña mesa.
Louise los mira confundida y me observa buscando una explicación.
- El pago por mi estadía aquí. – ella toma el dinero y niega con la cabeza, dejándolo en mis manos.
- No lo necesito y no lo quiero. – bufo. – Michelle, no es una molestia tenerte aquí.
- Llevo aquí una semana, es lo menos que puedo hacer.
Louise me ignora y camina hacia la cocina.
- ¡Habrá un pequeña tormenta, niña! – grita desde la cocina. – Ve a buscar los niños, por favor.
- ¡Vale! – grito de vuelta y salgo de la pequeña cabaña.
El amanecer se aprecia desde donde estoy y suspiro.
Hace una semana no veo a mi padre ni a mis amigos.
En mí huida, encontré a Louise cortando un poco de leña en el bosque y me ofrecí a ayudarle.
Ella me ofreció posada por unos días y después de horas de argumentación, termine aceptando.
Controlo el pequeño deseo de sangre que tengo y hasta ahora, no les he hecho daño a los niños ni a ella.
Trato de buscar la esencia de Jonás y Julieta pero no siento nada.
¿Dónde están esos traviesos?
- ¡Jonás! – le nombro en voz alta. – ¡Julieta!
Un grito ahogado se escucha en el bosque y mis sentidos se ponen alerta.
Es Julieta.
- ¡Julieta! – comienzo a correr en dirección al rio. – ¡Julieta!
Cuando llego al rio, me congelo al ver a Jonás en el suelo, ensangrentado.
- ¡No! – grito aterrada.
Corro lo más rápido posible y empujo el lobo con todas mis fuerzas, lanzándolo hacia el rio.
Me arrodillo frente a Jonás y lo tomo en brazos.
Esta respirando.
La noche ha caído y los relámpagos y truenos se empiezan a escuchar.
- ¡Julieta! – grito a todos lados.
Una Julieta empapada sale del rio, gruñendo y abro mis ojos.
No puede ser.
Ella es el lobo.
- Julieta, soy yo. – retrocedo al ver sus ojos amarillos, sujeto a Jonás en mis brazos y me preparo para lo que sea. – Tranquila, cariño.
- Eres una de ellos. – gruñe. – Un vampiro.
Uso su gruñido como una señal para comenzar a correr.
Dios, es solo una niña.
Mis piernas comienzan a avanzar, aun con Jonás en brazos.
Los aullidos no tardan en escucharse y la lluvia comienza a caer.
Identifico que Julieta no está del todo sola.
Hay más lobos.
Resbalo con algo y choco de espaldas con un tronco, gruño por el dolor y cubro a Jonás con mi cuerpo.
Un lobo pelirrojo me enfrenta y mis ojos cambian a un rojo sangre. Mis colmillos salen, al igual que mis garras, sujeto al niño en mi pecho con una mano y con la otra arranco una rama enorme del árbol a mis espaldas. Tiro el tronco y con mi pierna con empujo, lastimando al lobo.
Continúo corriendo, a pesar de la lluvia, y llego a la cabaña en menos de nada.
Observo la puerta y me tenso.
La puerta está destruida.
No, no, no.
Louise.
Observo su cuerpo en el suelo y su mirada perdida.
¿Por qué?
¿Por qué personas inocentes mueren al conocerme?
El pequeño Jonás gime en mi hombro y trato de calmarlo.
Los gruñidos se escuchan a mis espaldas y me doy vuelta.
Mierda, ahora me toca correr.
Correr con todas mis fuerzas.
Para salvar mi propia vida y la de este pequeño.
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Almas Gemelas (A.G #1)
FantasyUna profecía que involucra a dos personas. Una humana con un pasado atemorizante. Ella es la reencarnación de su antepasado. Su mundo cambia drásticamente y los mas cercanos a ella, desaparecen. Aquel hombre que nunca dejo de amarla aun cuando e...