NICHOLAS
- ¿A dónde vas? – Max entra en la cocina, buscando algo para alimentarse, mira el reloj en la pared y me mira curioso. – Y tan temprano.
- ¿Te acuerdas de la chica de la fiesta? – pregunto con una sonrisa.
- Se llamaba Milo, ¿no?
- No, imbécil. – ruedo los ojos. – Michelle.
- No soy bueno con los nombres, continua. – se encoje de hombros y toma una manzana de la encimera.
- Ayer cuando fuimos al bar me la encontré y baile con ella. – comienzo y me mira pícaro. – La bese y cuando mi lobo quería hacerla suya en el callejón, alguien nos interrumpió y no era humano.
La expresión de mi amigo cambia inmediatamente.
- ¿Era un licántropo? – pregunta.
- Si, de una manada enemiga. – me levanto rápidamente. – La puerta del bar se atascó y tuve que ordenarle a Michelle que corriera mientras yo luchaba con el sangre de lobo, luego la encontré en un parque inconsciente y con una rosa blanca. – Max abre sus ojos asombrado.
- ¿La envió Loyd?
- No lo sé. – tomo mis llaves y le miro. – Iré al hospital.
- Te veo allá para ir a ver a Isabel. – responde.
Isabel es su hermana, de la cual no sabe desde hace una semana.
Asiento con la cabeza y salgo de la mansión.
Teniendo en cuenta que hoy veré a la hermosa Michelle.
(..)
- Nicholas, puedo caminar. – habla ella con una mueca y rio.
- Yo también. – Michelle suelta un bufido y me da un manotazo para que me aleje de ella. – Vale, vale. – alejo mis manos de ella y comienzo a percibir peligro.
El olor es específico.
Como el de un cazador.
Miro hacia al frente y Michelle comienza a caminar rápidamente hacia un hombre mayor, quien también le sonríe abrazándola.
- ¡Papa! – grita la castaña con una sonrisa.
¿Papa?
No pensé que su padre estuviera envuelto en ese negocio.
Oh, mierda.
MICHELLE
- ¡Hija! – me abraza mi padre con fuerza. – ¿Estas bien?
- Estoy bien, tranquilo. – respondo. – ¿De dónde vienes?
- Vengo de Nueva York. – me mira inocente. – Un negocio de último minuto.
- ¿Y Moira?
- Aquí. – ella aparece al lado de papa y me sonríe. – Hablaba con el médico y me dijo que estarías en observación durante tres días.
- ¿Tres días? – pregunta papa. – No, no.
- Daniel, al parecer el golpe fue de gran magnitud. – habla Moira con preocupación.
- Y a ti, ¿Quién diablos te dio permiso para venir a este pueblucho? – me señala. – ¡Mi hija salió herida!
- ¡Papa! – ¡Daniel! – gritamos Moira y yo a la vez.
- Soy grandecita.
- Pero soy tu padre. – responde. – Dios, me tenías preocupado.
- Eh, este pueblucho fue mi hogar. – habla Moira con molestia y mi padre le sonríe.
- No quise decirlo así, mi amor.
- Aja. – habla ella mientras se aleja de nosotros. – me voy.
- Oh, vamos. – bufa papa. – ¿Moira? – continua caminado. – ¡Amor!
Me mira y después le señalo que vaya detrás de ella.
- ¡Amor de mi vida! – comienza a correr tras de ella.
- ¡Señor, esto es un hospital! – sale una enfermera. – ¡Haga silencio!
- ¡Mi mujer se escapa! – le responde él. – ¡Vieja amargada!
Las carcajadas no tardan en salir de mi garganta y miro a mis espaldas, percatándome que Nicholas desapareció desde que mis padres llegaron.
Camino lentamente a mi cuarto de hospital y cuando llego, él no está ahí.
Vaya, que cobarde.
MAX
Espero a mi mejor amiga en la entrada del hospital, observo a un par de enfermeras bastantes atractivas pasar por mi lado con una sonrisa coqueta, la cual correspondo. Ellas ríen tontamente y después entran al edifico.
Fáciles.
Estoy a punto de llamar a Nicholas, cuando un olor hipnotizador. Son mis olores favoritos; tierra mojada, canela y manzana.
Una rubia de piernas espectaculares pasa por mi lado, ignorándome y entra al edificio a paso seguro.
Por la diosa luna.
Decido comenzar a perseguirla y cuando llego a su lado, choco con una camilla.
Dando directamente a mis pelotas.
- ¡Demonios! – grito de dolor.
- ¿Estas bien? – pregunta una voz femenina, levanto la vista y me encuentro a la rubia, que posee unos hermosos ojos azules.
Cielos, su voz es como la de un ángel.
- Eh, sí. – murmuro avergonzado y sonrojado.
Demonios, Maximiliano... se él macho pecho peludo que eres y deja de comportarte como un marica.
Una de las enfermeras con vestimenta de zorra se acerca y me ayuda a sentarme en una camilla.
No es para tanto.
La rubia se aleja con una sonrisa y después continua su paso.
Me levantó de la camilla rápidamente e ignoro los gritos chillones de la enfermera.
Atrapo la esencia de la chica y en definitiva, ella es mi mate.
Corro hacia ella, ignorando el dolor en mis pelotas y le tomo del brazo.
La rubia jadea sorprendida y voltea hacia mí.
- ¿Cómo te llamas? - preguntó emocionado.
Ella es mía... ella es completamente mía.
- Lis, Lis Santos. – me responde con confusión. – ¿Tu?
- Max, Max Collins – le sonrió abiertamente.
He encontrado a mi mate.
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Almas Gemelas (A.G #1)
FantasyUna profecía que involucra a dos personas. Una humana con un pasado atemorizante. Ella es la reencarnación de su antepasado. Su mundo cambia drásticamente y los mas cercanos a ella, desaparecen. Aquel hombre que nunca dejo de amarla aun cuando e...