Capítulo 21 (Editado)

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 MICHELLE

- Vístete, niña. – ordena el hombre con un semblante sombrío. – Hoy veremos a tu madre.

- ¿Hablas de la que me abandono? – pregunto sarcástico. – Púdranse los dos.

Samir me golpea la mejilla y termino ensuciando mi vestido en agua estancada.

- ¡Pequeña malcriada! – grita aquel hombre. – Tienes cinco minutos, niña.

Tomo la ropa que él me trajo y cuando estoy segura que el ya no está, comienzo a vestirme.

¿Cuánto ha pasado desde que estoy aquí?

Seis semanas.

Si, dos meses viviendo con esta rata que se hace llamar mi padre.

Vi a Cristina Berman el dia después de mi secuestro y ella es un amor de madre.

Sarcasmo presente.

Hoy, supongo que por fin saldré afuera y poder respirar aire fresco.

No he tenido ninguna señal de Nicholas o mis amigos y estoy desesperada; siento que a estas alturas no están buscándome, probablemente este muerta para ellos.

- Vámonos, niña. – Samir toma mi mano y abre aquella puerta de piedra que nunca pude abrir por mi cuenta.

Siento el sol en mi rostro y sonrió.

Antes de continuar siento un olor desagradable en el ambiente y miro hacia los lados, percatándome que esos son cuerpos.

Cuerpos pequeños.

No, no puede ser.

- ¡Asesino! – golpeo como puedo, su hombro. – ¡Los mataste!

Los únicos amigos que tuve en estos meses.

- Esos duendes no me servían para nada, no podía ni comérmelos. – confiesa.

- ¡Asesino! – chillo entre sollozos.

Me deshago del agarre de Samir y me tumbo a un lado del cuerpo de Gogh.

- Lo siento tanto. – las lágrimas nublan mi visión y tomo su fría mano. – no merecían esto, pequeño.

- Deja el dramatismo, ridícula. – Samir jala mi cabello y golpea mi cabeza, dejándome inconsciente.

(..)

- Michelle, despierta. – una voz femenina se escucha alrededor.

Abro mis ojos y miro a la escoria que tengo ante mis ojos.

- Cristina. – le nombro con desagrado.

- Mira, quien vino hoy conmigo. – sonríe. – Pasa, amiguito.

- ¿Loyd? – pregunto confusa.

- ¿Qué diablos hago aquí, Cristina?

- Hija, agradécele a Loyd que ha ocultado tu escondite de tu noviecito y tus amigos. – abro mis ojos ante su confesión y miro con odio a Loyd.

- ¡Tu! – grito sin pudor. – ¡Maldito bastardo!

- Cálmate, Michelle. – susurra Loyd con seriedad.

Cristina ríe y observo a mí alrededor.

Estamos en una cafetería.

- ¡Mira también a quien traje! – chilla la mujer.

Miro hacia la puerta y con lágrimas en mis ojos, sonrió levemente.

- Papa, mama. – susurro.

- Con ellos sonríes, ingrata. – murmura Cristina.

Mis padres se acercan y se sientan al frente de mí.

- Hija. – susurran ambos.

- Les amo. – me escucho decir.

- Mucho amor aquí, Cristina. – habla Samir por primera vez.

- Cierto. – Loyd se da vuelta y camina hasta la salida.

- Michí, ¿te acuerdas de la leyenda? – pregunta Cristina con malicia, Loyd se tensa y yo solo asiento.

- Aquí tienes a tu querido Leander. – al principio no entiendo sus palabras pero luego abro mis ojos sorprendida.

- Eres Leander. – susurro.

- Y tú te pareces a Milo. – susurra el con pena. – Michelle, baja la cabeza.

Hago lo que él dice y dispara un arma que saca de no sé dónde.

Escucho gritos y demás y las ventanas de cristal se rompen, dejando entrar a Nicholas y a Max.

Mi padre saca un arma y Cristina se esconde detrás de Samir, quien sonríe burlonamente.

Moira toma mi brazo y me obliga a correr hacia afuera de la cafetería pero todo pasa tan rápido que no lo veo venir.

Samir esquiva todas las balas y comienzan a avanzar hacia mi dirección.

- ¡Moira, corre! – chillo asustada.

Moira cae al suelo antes de llegar hacia Nicholas, este toma mis brazos y me obliga a moverme detrás de él.

- ¡No! – grito, forzando. – ¡Ayúdala!

- ¡Michelle! – grita ella con angustia.

Y como si de una película se tratara, sangre se esparce por todos lados.

Pero no la sangre de cualquiera.

Sino la sangre de mi madre.

La sangre de Moira Rivaldo.

- ¡Mama! – grito con todas mis fuerzas.

Y solo logro tomarla en mis brazos y verla morir.

Papa llega a mi lado y mira el cuerpo de su esposa, estático.

No dice nada y yo tampoco.

Y así, observamos como la única mujer que nos amó, abandona este mundo. Apagando esa luz que lograba iluminar ambas vidas.  

- Te amo, mama. 

Almas Gemelas (A.G #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora