Capítulo 40

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MICHELLE

Observar el cielo estrellado jamás ha pasado de moda, aunque así se acate en estos últimos años.

Desearía paz y completa privacidad mientras observo con anhelo los ojos azulados de mi salvador.

Aquel detestable hombre que llegue a odiar una vez en mi vida, quizás más de una vez.

- Tenemos que salir de aquí. - susurra Sedrick, alerta de nuestro alrededor. - Este lugar no es seguro.

Loyd me observa expectante y me dedico a mirar con horror, el edificio, ardiendo en llamas.

- ¡Loyd! - grita Sedrick. - ¿Qué diablos haces?

- ¡No hago ni un demonio, Sedrick! - Sedrick observa con rareza, el cielo que presenta con finura, su luna; su hermosa y enrojecida luna.

Su ensangrentado color emana ira y dolor; emociones reflejadas en aquellas ventanas, que paso a paso, se van deteriorando por el paso del ardiente fuego.

- ¡MICHELLE! - escucho un estruendo a nuestras espaldas.

Es él.

Mi peor pesadilla.

- Vámonos. - mi voz tiembla, debido al miedo y Loyd se dedica a abrazar mi cintura. - Por favor.

Loyd observa a Sedrick y asiente de una manera extraña, para luego observar un ambiente totalmente distinto al anterior.

- ¡Sedrick! - escucho un grito femenino. - ¡Michí, oh mierda; ¡mi Michí!

Loyd me deja en el suelo rápidamente y soy envuelta en los brazos de mi mejor amiga, sollozos y gemidos de dolor reemplazan aquellas conversaciones ajenas que se han detenido al vernos llegar sorpresivamente o tal vez ni tanto en aquel aspecto.

- Pensé que te perdería. - un gemido de dolor sale abromadamente de mi garganta sin permiso alguno y abrazo mi vientre, protegiendo a mi bebe. - ¿Qué es esto?

Los presentes me observan curiosos y me dedico a encogerme en mi lugar, buscando una salida.

- Michelle, ¿estas embarazada? - cuestiona Liz sin preámbulos.

Me dedico a asentir, asustada y los jadeos de sorpresa no se hacen esperar.

- Michí, mírame. - niego con la cabeza, expectante de la siguiente pregunta: - ¿Ese hijo que esperas, es de Loyd?

Levanto la mirada, llenándome de valentía y con el dolor en el alma, suelto la repuesta de una buena vez: - No.

Un rugido es liberado en el edificio antiguo y me sobresalto al detectar que aquel sonido proviene de Loyd Jette.

- ¡DESMIENTE ESA MIERDA! - me reclama, herido. - ¡ESE MALNECIDO SE ATREVIO A TOCAR A MI MUJER! - sus gritos alertan a todos los hombres a nuestro alrededor. - ¡LO MATO, JURO POR LA DIOSA LUNA QUE LO VOY A MATAR! - Max, quien ha cambiado bastante desde la última vez que lo vi, se acerca a calmarlo y este se zarandea, pateando y golpeando la pared a su lado. - ¡LE ARRANCARE HUESO POR HUESO Y NI LA MISMA DIOSA PODRA RENCARNAR A TAL ESCORIA!

- ¡LOYD! - Drake le golpea sin filtro ni pensamiento alguno y el hombre de ojos azules cae al suelo, en un sonido seco. - ¡La estas asustando!

Loyd se acerca y toma mi brazo, molesto.

- ¿De quién este hijo que esperas? - cuestiona. - ¿De Dawson, de Dalton, de Mackfloyd; ¿de quién, Michelle?

- Loyd, por favor. - me veo sollozar. - No te he sido infiel de esta manera tan cruel, yo...

- ¿TU QUE? - ruge ferozmente. - No me mientas, Elle; no lo hagas.

Uno todas las fuerzas que me quedan y suelto aquella cruda realidad: - Nicholas me violo.

Loyd abre sus ojos y observa a Sedrick, tensarse; ya que este fue el primero en enterarse.

- Elle, cuanto lo siento. - susurra, arrodillándose y tomando mi rostro entre sus manos. - Mi pobre Elle.

- Lo siento tanto, Loyd. - me escucho susurrar. - Porque no voy a abortarlo.

- Y no quiero que lo hagas, Elle. - responde. - Este bebe... - toca mi vientre abultado. - ... es nuestro.

(...)

LIZ

Observo a mi mejor amiga conversar animadamente con Jezabel, mientras esta, le enseña los hermosos gemelos: Shawn y Fawn. Las sonrisas que refleja mi amiga en su rostro valen la pena. Desde su llegada, me he encargado de escucharla a toda costa; la vi llorar y quebrarse ante mí y, aun así, nunca dejé de escuchar cada horrible detalle de su captura. Michelle y Jezabel se encontraron, luego de aquella escena donde todos nos enteramos de embarazo de mi amiga, Michelle estuvo reprendiendo a Drake cada cinco minutos y luego abrazo a la pareja, para luego abrazarnos a Max y a mí con nostalgia.

Loyd ha salido con algunos de sus hombres a una reunión con algún desconocido y mi novio le ha acompañado junto a Drake, soy consciente que esta reunión declarará lo que pasará el día de mañana y es fácil comprender que el fin se acerca.

La profecía.

La maldición.

Esa que tantas veces, Loyd me conto para asegurar la vida de mi mejor amiga y por supuesto, el amor de su vida.

Las pesadillas no han dejado de aparecer en mis sueños, al parecer, dándome luz en la oscuridad, aunque se escuche alocado y absurdo.

Son las pesadillas que han ilustrado el final de los tiempos.

Y la verdadera misión de la diosa Luna; tomar las almas de sus hijos perdidos.

Eslabones somos de tal diosa y comprendo que muchas vidas, perecerán ante el filo del enemigo.

Nadie merece morir de una manera tan cruel.

Y es algo que le he dejado saber a Sedrick, persona que tiene un plan B ante tal situación.

- ¿Liz? - pregunta Michelle al verme tan perdida en mis pensamientos. - ¿Todo bien?

- Si, solo estaba pensando en lo mucho que te extrañe. - Michelle frunce el ceño, mirándome profundamente y luego gruñe, frustrada. - ¡Trataste de leer mi mente!

- ¡Lo siento! - chilla inocente. - ¡Sabes que te amo!

Jezabel ríe sonoramente ante nuestra escena y Michelle ríe, abrazándome.

Oh, amiga; abrázame con todas tus fuerzas.

Porque no sé si estaré aquí presente, luego del día de mañana.

Almas Gemelas (A.G #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora