Capítulo 31 (Editado)

932 69 2
                                    

           

MICHELLE

Loyd.

Es el.

Esta aquí.

Después de un mes.

- ¿Michelle? – pregunta mi mejor amiga cuando detengo el paso, caminando hacia el hombre.

Toco su hombro y la persona se da vuelta, sonriendo coqueto.

- ¿Te conozco, bonita?

- Eh, lo siento. – decepción, eso siento. – Te confundí con otra persona.

El chico se aleja de mi indiferente y Lis llega a mi lado.

- ¿Qué te ha pasado?

- Pensé que había visto a alguien. – me dedico a responder por encima de la música.

- ¿A quién? – pregunta confundida. – ¿A Nick?

Niego con la cabeza y le miro, nerviosa.

- A Loyd.

(..)

Lis se estaciona al frente de mi condominio y suspira.

- Te entiendo, Michelle. – rompe el horrible silencio. – Entiendo que estés en un triángulo amoroso y entiendo tu comportamiento en este mes pero, ¿no ves que andas alucinando con ese vampiro en todos lados?

Y en cierto punto, es verdad.

- No sé qué hacer, Lis.

- ¿Recuerdas cuando empecé a salir con Max? – asiento confundida. – Henry Williams se me había acercado para pedirme una oportunidad, yo le dije que no, porque estoy saliendo con Max pero tú sabes que él fue mi primer amor desde el instituto y en ese momento me confundí, di mi respuesta pero llego un momento en mi dia que pensé que había tomado la peor de las decisiones. 

- Lis, ¿Por qué nunca me dijiste nada?

- Estabas en tu burbujita de amor.  – explica. – El punto es; escogí al final por uno de ellos y créeme, estuve donde tu estas ahora.

- ¿Cómo pudiste escoger? – pregunto.

- Esto – presiona mi pecho, básicamente a mi corazón. – Es la solución a todo.

- ¿Cómo?

- Cuando Henry me confeso sus sentimientos, no sentí nada. – confiesa. – Le rechace y cuando me encontré con Max, ahí lo comprendí. – sonríe. – Estoy enamorada de Max Collins.

- ¿No será el enlace?

- Puede ser pero para mí, es mucho más que eso. – explica. – Si fue el enlace, ¿Por qué estas dudando de tu amor hacia uno de ellos?

Buen punto.

- Tienes razón, Lis. – abro mis ojos. 

-  Solo se ama a uno.

- Es tarde, debo entrar. – aviso y me despido con un beso en la mejilla.

- Adiós, Michí.

- ¡Nos vemos! – grito saliendo del vehículo.

Siento un escalofrió en mi columna vertebral y continuo caminando, ignorando aquella sensación.

Subo las escaleras a paso lento y después de caminar unos minutos, llego a la puerta de mi apartamento.

Toco la manilla de la puerta y frunzo el ceño.

Alguien forzó la puerta.

Entro cuidadosamente e inhalo un aroma extraño.

- Papa, Sedrick. – llamo pero nadie contesta. – Ya he llegado.

Un sonido seco se escucha en mi habitación y llego rápidamente a la puerta de esta, abro mi puerta y un puno pequeño hace el amago de golpear mi rostro.

Esquivo el golpe y la persona me golpea una de mis costillas.

- ¡Ah! – grito con fuerza.

Mi cabeza impacta el frio mármol y un líquido viscoso desciende por mi costilla.

Genial, una costilla rota.

Levanto la mirada para ver al intruso en mi hogar y gruño al verla.

- Hola, hija. – me sonríe con malicia.

- Cristina.

LIS

Me despido de John, mientras abandono el ascensor a toda prisa y con unas tremendas ganas de hacer pis.

Abro la puerta de mi apartamento y a oscuras, corro hacia mi baño.

Vacío mi vejiga, aliviada y enciendo la luz del comedor, dejando mi abrigo en la mesa.

Abro la nevera para tomar un poco de agua y unos brazos toman mi cintura.

Grito aterrada y dejo caer el vaso de cristal al suelo, lastimándome.

- ¡Maldición! – doy la vuelta, aun con la herida en mi tobillo y jadeo, sorprendida.

Mis ojos se llenan de lágrimas y le abrazo con todas mis fuerzas.

- Oh, dios. – susurro. – Estas aquí.

El me abraza y besa mi cabeza.

- No puedo estar mucho tiempo. – anuncia. – Es peligroso.

Max se aleja y recoge los pedazos de cristal del suelo.

- ¿Peligroso? – pretende ignorar la pregunta. – ¿De qué hablas?

- Hay un plot entre los hermanos, Lis. – me mira cansado. – El clan de sombras les está buscando, a ellos y a sus aliados.

- Estas en peligro, dios mío. – mis ojos vuelven a cristalizarse. – Max.

- No me puedo quedar. – habla rápido. – Quería verte, no sabes cuánto te he extrañado.

Se acerca y besa mis labios con brusquedad, sin embargo, me encanta. Me aferra a su cuerpo y siento el calor que emana su cuerpo. Jadea cuando muerdo su labio inferior, buscándole más profundidad al beso.

Demonios, lo he extrañado.

Seguimos besándonos y creo que hasta se me olvido que tenemos que respirar.

Cuando estoy por quitarme el vestido, él se aleja.

- Tengo que irme. – suspira.

- No te vayas. – ruego. – No me dejes, Max.

El niega con el cabeza, apenado y sus ojos se cristalizan.

- Volveré, mi amor. – la cortina de mi comedor tapa su cuerpo y cuando esta se retira, él ya se ha ido.

Ha desaparecido.

Lo hace por mi bien pero maldición, lo necesito.

Con ese pensamiento, me deslizo en la pared y apoyo mis brazos en mis rodillas.

Dejo que las lágrimas salgan a todo su esplendor y sollozo repetidas veces.

Espero que vuelva pronto.

Almas Gemelas (A.G #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora