Capítulo 30 (Editado)

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LOYD

- ¡No! – grito, mirando con odio al hombre.

En un impulso, dejo el cuerpo de Michelle a un lado e incrusto mi mano en el pecho del encapuchado, tirando su corazón a la multitud.

Estos no son el clan de sombras.

Más bien, una distracción.

- ¡Váyanse! – grito a los malditos bastardos. – ¡Les matare!

Todos comienzan a gritar horrorosamente y la multitud se esparce, corriendo al bosque.

Y ahí, se escuchan los gritos de agonía.

Se lo merecen.

Mis hombres salen de las sombras, satisfechos y mantienen su posición al reconocer el aroma de la manada Bondes en mi territorio.

Tomo el cuerpo de Michelle nuevamente en mis brazos y escondo mi cabeza en su cuello.

- Por favor, tu no. – las lágrimas salen y no las detengo. – No te dejare.

Inhalo su exquisito aroma y me preparo para revivirla.

- ¡Loyd, no lo hagas! – grita Nicholas pero no me detengo, clavo mis dientes en mi muñeca y la sangre comienza a salir de mi herida, poso mi muñeca en la boca de Michelle y le abro, tratando de que la sangre llegue a su sistema.

Siento un empujón que me arroja al suelo y luego el puño de mi hermano en mi rostro.

- ¡Eres un bastardo! – grita rojo de la ira. – ¡La mataste!

Contracto cada uno de sus golpes y observo sus ojos.

Se está conteniendo.

- Ve y devora a algún inocente. – gruño.

- ¡Cállate! – grita, trata de resistirse y luego sus ojos cambian a rojo.

- Ella es mía, Nicholas. – el gruñe esta vez. – Siempre supe que mataste a Ciara y ahora, este es tu karma.

Nicholas corre a toda velocidad al bosque y se pierde.

- ¿Loyd? – la voz dulce de Michelle me sobresalta.

Sonrió aliviado y ella suspira, confundida.

- Estas bien. – asiento lentamente. – Y yo no estoy muerta.

- No lo estas, Michelle. – hablo seguro. – No deseo perderte, no ahora.

(..)

MICHELLE

- ¡Hija! – grita mi padre al verme entrar a la casa. – ¿Estas bien?

Papa revisa mi rostro como cincuenta veces y le sonrió incomoda.

- Estoy bien, papa. – el me abrazo con fuerza y luego escuchó unos pequeños sollozos en mi cuello. – Papa, mírame.

Papa se aleja, negando con la cabeza.

- Me asuste, hija. – admite. – Perdí a Moira, solo no soportaría perderte a ti también.

Observo a Sedrick y este asiente a modo de saludo.

- Bienvenida a Mystic Falls. – le sonrío y dejo mi pequeña maleta a un lado de la entrada. – Papa ha insistido en limpiar el apartamento como tres veces.

Papa ríe y Sedrick se encoje de hombros.

- Gracias.

- ¿Y cómo lo estas tomando?

Almas Gemelas (A.G #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora