Capítulo 28 (Editado)

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MICHELLE

- Es un nuevo dia, Michelle. – anuncia Jezbel con una pequeña sonrisa. – El amo nos dejara pasear por los grandes jardines.

- ¿Nunca has salido? – pregunto al ver su entusiasmo.

Me ato el cabello en una coleta y observo mi reflejo en el gran espejo.

Bueno, me veo extraña.

- No lo tengo permitido andar en los jardines del amo. – baja la cabeza apenada.

- ¿Por qué no?

- El señor Rizzo simplemente no me deja abandonar el interior de la casa. – se encoje de hombros.

- ¡Que cojones! – chillo, Jezabel se sobresalta y me observa divertida.

- Tranquila, estoy bien.

- ¡Te trata como basura y se cree que es tu puto dueño! – chillo de nuevo. – ¡No puedo estar tranquila!

Ella ríe encogiéndose de hombros y me observa de pies a cabeza.

- El vestido te queda de maravilla, Michelle.

Sonrió un poco ante el halago, agradecida.

El corsé está un poco apretado pero todavía puedo respirar.

- Gracias, odio el sombrero pero aun así, el vestido es bonito. – tomo el sombrero y lo tiro a la otra esquina de la habitación.

- Te pareces tanto a ella. – ríe y después se insulta en un murmuro al ver su error.

- ¿A quién? – pregunto.

Ya me lo han dicho tres veces, dos de Jezbel y una de Loyd, quien por cierto no he visto en el desayuno.

- No tengo permitido discutir el tema contigo, Michí.

- Jezbel, me lo dices ahora o hare un escándalo. – amenazo y ella se torna pálida.

Observo el paisaje en mi ventana y luego siento el portazo en mi habitación.

Abro los ojos como platos y corro hacia los pasillos.

- ¡Jez! – grito en los pasillos. – ¡Traidora!

Perdí mi oportunidad de cotillear más a fondo.

- ¿A dónde vas? – pregunta la voz de Drake a mis espaldas, me doy vuelta y el silba. – Y vestida así.

Podría preguntarle a Drake pero estoy molesta con él.

- Al infierno, al igual que tú. – contesto seca.

- ¡Oye! – chilla. – ¡Hieres mis sentimientos!

- Ni que tuvieras.

Drake se ríe, claramente divertido y toma mi brazo.

- Michelle... – me suelto de su agarre con fuerza.

- No me toques y no vuelvas a tocar a mi amiga. – amenazo. – Tal vez sea tu compañera de por vida pero no es tu puta mascota, Drake.

- No es así, gorda.

- A mí no me des explicaciones... – y sin más, me alejo de Drake.

Dejándolo sorprendido y con la boca abierta.

- ¡Te ves preciosa! – grita desde lejos, me giro con delicadeza y le saco el dedo del medio.

Drake se ríe a carcajadas y luego continúa su camino hacia el despacho de Loyd.

Almas Gemelas (A.G #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora