3. Can You Hear Me Calling? *En Español* (Tokio Hotel/Tom Kaulitz Fanfiction)

Capítulo Treinta y Uno. Como Un Ataque.

Tarde pero seguro, les he contado que tengo un amor/odio por Enrique Iglesias? Pues se los acabo de contar: lo tengo.

¡Ya no sufrirán más con los sueños de Jo! ;)

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Jo

Traté de respirar profundamente, me dolía, mi pecho estaba rígidó y el movimiento me provocaba un fuerte dolor en el lado izquierdo del pecho. Probé moverme, nada; mis brazos y mis piernas eran demasiado pesados ​​para moverlos, lo único ligero era mi cabeza, pero mi cuello se sentía igual de rígido que mi pecho.

Ecos.

Escuché ecos, voces en mi cabeza.

- ¿Está despertando?

- Debería despertar.

- La paciente debe despertar en cualquier momento.

- Te amo.

- No se nos vas a dejar...

- En cualquier momento.

- La paciente debe...-

- ¿Está despertando?

- ¿Jo? Jo, ¿estás despierta? - Sonaba como cuando alguien está gritando mientras uno está en la piscina bajo el agua.

Sólo pensar en estar bajo el agua me hizo sentir enferma; mi cuerpo se sentía pesado en ese momento y no había nada que pudiera hacer al respecto. Moví mi mano, tal vez eso me ayudaría a deshacerse del sueño. Papá se pondría como loco si no me levantaba a tiempo para la escuela... Él y mamá no estaban pasando un buen momento, podría escuchar sus peleas casi todos los días.

No podía llevar mi brazo hacia arriba, algo me sostenía la mano hacia abajo, apretándola. De repente, una luz brillante golpeó mi ojo y me sentí frunciendo el ceño; al menos podía mover mi cara, abrí los ojos, los párpados estaban pesados ​​y mis ojos se sentían húmedos pero por fin pude ver más allá de los sueños extraños.

Blanco. Vi a una pared blanca en frente de mí, el techo, pero no estaba en casa. Recorrí la habitación lentamente, porque mis ojos no podían procesar nada más rápido, era como ver una película en cámara lenta. Había máquinas a mi derecha; tenía tubos a mí alrededor y agujas en mis brazos, aunque me debería molestar, no, no sentí nada. Lo que me molestó fueron los extraños delante de mí.

De pie detrás de un hombre con el pelo gris y una bata de médico estaba un hombre alto con el cabello rubio y raíces oscuras, tenía los ojos marrones pegados a mí, así que volví a mirar a otra parte. Miré a la izquierda, una enfermera comprobó más máquinas, mientras que otro extraño con el cabello oscuro y una barba prominente bajó la mirada hacia mí, hablando, diciendo algo que no entendía.

¿Qué era? ¿Qué dijo? Ni siquiera creí saber qué idioma estaba hablando.

No me podía mover aún, era demasiado duro, me preocupé de eso hasta que el médico habló. ¿Qué acaba de decir? Había oído más ecos, se volvió hacia los extraños y luego una mujer con el cabello marrón oscuro y ojos café claro apareció en la puerta.

Me llevó un tiempo entender que el médico hablaba alemán, eso no me sorprendió, lo que lo hizo fue que después de un par de minutos pude entender lo que decía.

El hombre de cabello oscuro me apretó la mano y me miró, estaba serio y algo en él le daba un aspecto cansado.

- ¿Dónde está...? - Traté, se sentía raro hablar, no pensé las palabras en alemán pero salieron y mi voz sonaba cruda, estrangulado, e incluso lastimada. - ¿Dónde está mamá?