No puede ser

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Llegamos a la casa. Es grande, para ser una casa vacacional. Consta de un hall, un comedor espacioso, luego la cocina, y tres habitaciones: la matrimonial, una para Mike, y otra para mi.
Entré a la cual sería mi habitación, y comencé a desempacar y ordenar mis cosas. Tomé una ducha, y me vestí. Al terminar, miré la hora. 5 pm. Aún tenía tiempo hasta antes de cenar, así que me propuse ir a conocer el lugar, mientras todos seguían organizando sus cosas. Tomé mi celular, mi cartera, algo de dinero y salí.

Caminé un par de calles hasta dar con el centro de la ciudad. Recorrí la zona para poder conocerla, hasta quedar agotada. Mis ojos encontraron un bar de café. Oh si. Hacía mucho no tomaba café, eso era raro, y lo estaba necesitando, así que sin pensarlo dos veces , entré.

Estaba haciendo la fila para hacer mi pedido, y escucho al joven delante mio decir haberse olvidado la billetera.
Lo miro y... No puede ser.

EL CHICO DEL AEROPUERTO.

No pensé que volvería a verlo. Debía hacer que me viera. Y que mejor que hacerlo de la misma manera en que él lo había hecho? No lo dudé.

El Chico de VeneziaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora