02 - Detective

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| Gwendolyn |

Tengo un plan en mente.

Bueno, a medias. Solo tengo lo que es la primera parte, ya lo demás se irá creando y ajustando conforme la cosas vayan saliendo. Estoy tan comprometida con la búsqueda de la hermana de mi mejor amigo, como no tienen idea. No pensaba dejar pasar de largo esto, estoy dispuesta a hacer hasta lo imposible para recuperarla, por Alex. Él no merece nada de lo que está pasando, y me pone feliz el hecho de que yo pueda ayudarlo.

O al menos, intentarlo.

En realidad, había despistado a Alex para tener una hora para mi misma, y comenzar el plan ahora mismo. La fase uno: Sacarle información al lobo sobre la abuelita.

Eso me llevó a pensar y pensar, retomar ciertas opciones y al final, tomar una decisión.

Atravieso la calle, junto a un numeral de personas detrás de mi, mientras el semáforo está en luz roja. Mi hombro choca con otro que venía en contra mía, y frunzo el ceño sin pedir disculpas. Eso me hizo perder el equilibrio y bajar mi velocidad, más sin embargo lo ignoro y termino de atravesar la calle. Me paro en la esquina y levanto mi meñique, pidiendo por un taxi.

A los tres fallidos intentos, uno por fin frena frente a mi, y subo al coche. Cierro la puerta y me acomodo en el asiento. El olor a Hot-Dog y cigarros inunda mis fosas nasales. Mi cara se contrae en una mueca de desagrado. La música mala se filtra en mis oídos. ¿Por qué, simplemente, no pedí un Uber?

Ah, claro. No tengo el suficiente dinero para pagar un transporte privado de alta calidad.

—¿Á dónde, señorita? — El conductor, moreno y de complexión robusta voltea a verme.

Juego con los dedos de mis manos, que yacen en mi regazo. En mi estómago siento una sensación de revoloteo. No puedo evitar sentirme nerviosa.

—A la estación del FBI, entre la 14 y la 15, por favor.

El conductor, abre los ojos como platos por un microsegundo, y lo disimula tosiendo mientras se gira y pone sus manos sobre el volante. El taxi amarillo comienza a avanzar, y por la ventana observo como los edificios se tornan borrosos y difíciles de enfocar debido a la velocidad con la que avanza.

¿Qué pensará éste hombre de mí? Tal vez debe de pensar que me violaron y quiero denunciar, y esa es solo una de las otras muchas cosas que se me ocurren sobre lo que éste hombre debe pensar negativa y equivocadamente hacía mi persona.

Estoy haciendo cosas buenas que parecen malas, y no sé porqué siento que eso me meterá en problemas más adelante.

—Son siete dólares.

Parpadeo cuando me doy cuenta de que el taxi ya ha parado, y que el conductor está girado en mi dirección, con su brazo extendido hacía mi y su palma abierta. ¿Cuánto tiempo pasó?

Me mira con paciencia y noto un leve tono de fastidio en su mirada. Me mira aburrido, literalmente.

De muy mala gana, inclino mi cuerpo hacía arriba, despegando mi trasero del asiento, y meto mi mano contra el bolsillo de mi pantalón. Saco el rollete de pocos billetes doblados con una liga negra para el cabello. Cuento tres billetes, uno de cinco y dos de uno, y le entrego el dinero. El conductor me sonríe por cortesía, pero me ignora contando el dinero con mirada satisfecha.

Me bajo del auto y justo cuando cierro la puerta, el taxi ya acelera. Inspiro una profunda respiración por mi nariz, inflando mis pulmones. Inspiro todo el miedo, nerviosismo, desesperación e impotencia, y lo dejo salir todo por mis fosas nasales. Me siento más tranquila, y me obligo a enderezar mi espalda. Entonces, emprendo mi camino con pasos seguros y sin torpezas, hacía el edificio que se impone frente a mi, encristalizado solo por miles y miles de ventanas, que lo compone.

My World | Peter Pan | Robbie Kay CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora