"Nos prometieron que los sueños podrían volverse realidad. Pero se les olvidó mencionar que las pesadillas también son sueños. " -Oscar Wilde.
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Todo me pertenece en sí; portada, idea, historia. No me pertenece Peter Pan, ni Félix de OUAT. Todo...
Jamás había estado tan desesperada de mi propia vida. Por mi mente, solo fluía la idea de que éste era mi final. Que hasta aquí había llegado, y que luchar no estaba sirviendo de nada.
Sentía mis pulmones a punto de explotar, la falta de oxígeno me debilitaba, me hervía la cabeza de fuertes palpitaciones urgentes. Sólo bastaba con solo entreabrir mi boca, y el agua entraría. El agua llenaría mi sistema hasta ahogar todos mi sentidos, y acabarme.
Mi vista se tornaba borrosa y gris, un pitido sin fin se emitía dentro de mi cabeza, al compás de como mi corazón latía, como si corriera lejos de algo. Pero yo no podía hacer nada; estaba atrapada, y me estaba desmayando.
Se sentían horas el cómo yo aguantaba la respiración, nudos en mi estómago me incitaban a inhalar. Y yo no sabía qué hacer, porque éstas botas eran tan pesadas que me arrastraban a mi muerte, yo ya no aguantaría ni un segundo más.
La desesperación e impotencia, era tan intensa en mí, que decidí acabar con esto de una vez por todos. Abrí la boca, de inmediato dejando salir mi oxígeno a la par que gritaba fulminantemente, burbujas frenéticas formándose frente a mis ojos, elevándose por el agua hacía la superficie, y sentí que una parte de mí, se iban con esas burbujas encerrando mis gritos. Sentía como mi alma se iba yendo arriba, mientras mi cuerpo se hundía sin compasión a la profundidad oscura.
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Cuando terminé de gritar, cerré mis ojos, y sentí mi garganta apretarse en un nudo apretado y fuerte. Ya no tenía aire, ya no tenía nada que me mantuviera con viva. Comienzo a contar hasta diez, pidiendo perdón hacía Félix por hacerle esto, por dejarme ir yo sola a lo que me depara.
En diez segundos, dejaría de resistirme, dejaría de impedir que mi cuerpo no deje entrar ni una sola gota de agua. Me concentro en como me hundo tan suave y rápidamente, y mantuve mis ojos cerrados. Me quedaban tres segundos, e inhalaría. No había nada más que hacer, nada más que yo, pudiera hacer.
