"Nos prometieron que los sueños podrían volverse realidad. Pero se les olvidó mencionar que las pesadillas también son sueños. " -Oscar Wilde.
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Todo me pertenece en sí; portada, idea, historia. No me pertenece Peter Pan, ni Félix de OUAT. Todo...
Estoy sentada en la orilla de la laguna, con mis pies sumergidos en el agua. La incomodidad me encerraba en una burbuja extraña, y rara. Me sentía tensa, y muy confusa con la situación.
Ally está sentada a mi lado, con su aleta moviéndola lentamente dentro y fuera del agua, con un ritmo pausado y tranquilo, haciendo que lo extraño del asunto se acentuara más, con nuestro silencio.
Quería hablar, quería acabar con esto de una vez por todas. Pero por alguna razón, no me atrevía. Fácilmente han pasado ya como cinco minutos en los que ninguna ha dicho nada. Ella dijo que quería hablar conmigo, pero antes de que ella pudiera decir algo, necesitaba desviar la conversación a mi favor. Si no, ¿cómo lo haría después? ¿Cómo sacaría a flote a Wendy?
Mentalmente cuento hasta cinco, y cierro mis ojos antes de tomar una disimulada respiración profunda. Entonces giro mi cabeza hacía un lado, en su dirección.
—Ally.
—¿Y cómo...? — Las dos hablamos al unísono.
Ah, claro, justamente ahora abres la boca, pienso con molestia.
Ella suelta una pequeña risita debido a nuestro pequeño incidente, sus mejillas siendo rosadas y sus ojos brillantes y azules mirándome directamente. No cabía duda de que ella era demasiado bonita como para ser real, pero aún así, no encajaba mucho su actitud risueña y extra-ultra-hiper amable. Quería preguntarle por qué había desaparecido, pero Wendy ahora es más importante. No puedo quedarme así. No cuando Henry está conectado a ella de alguna manera, como para aliarse.
Tal vez hago mucha tormenta en un simple vaso de agua, pero la curiosidad me mataba.
—Entonces, ¿qué hay de la famosa Wendy? — Me armo de valor para preguntar, intentado con un gran esfuerzo, el sonar más que causal y al natural. Le doy una mirada inocente y fingiendo no saber nada.
Ella nunca para de sonreír, sus pómulos estando elevados y haciendo más pequeños sus ojos. Literalmente me está mirando como si fuera una estúpida. Como si supiera algo de mi.
—Wendy está encerrada, lo sabes — Contesta con una ceja alzada, nunca dejando la sonrisa de lado. Su tono fue indiferente, pero sonaba tan sarcástico al mismo tiempo. Parecía que todo lo que ella decía era una burla, haciéndome sentir menos. Haciéndome sentir intimidada. Y no me gustaba que ella fuera así.
Además, su respuesta me tomó por sorpresa, a lo que yo frunzo el ceño.
—¿Cómo lo sabes? — Inquiero, decidiendo que mentir no me llevará a ningún lado.
Y ella no me contesta, haciendo retorcer mis entrañas de desesperación y una creciente furia arremolinándose dentro de mi. En serio no soportaba su actitud tan falsa y alegre. Ella simplemente lo que hizo fue sonreír aún con más intensidad, y ladeando la cabeza hacía un lado.
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