11 - Damisela

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| Gwendolyn |

Mis ojos estaban cerrados, aunque yo estaba despierta. Me encontraba tan cómoda en mi improvisada cama, y tan satisfactoriamente calientita en la sábana de piel que casi gimo de placer. Jamás me había sentido tan cómoda en la cama de mi habitación, y eso que estaba conformada por miles de almohadas.

El sonido del aire correr y hacer mover las hojas de los árboles me tranquilizaba, y la brisa fresca atravesaba la entrada de mi tienda. Había amanecido desde hace un rato, y la luz del Sol aún no lograba golpearme, la sombra me protegía aún. Se sentía bien el ambiente frío contra mi cara a contraste de mi cuerpo cálido escondido. Estaba despierta desde hacía ya un rato, sin embargo estaba pensando.

Pensaba en qué haré para salir de aquí, o escaparme de Pan. Recordaba sus palabras una y otra vez...: "....aunque logres escaparte de mi, lo cual es un escaso uno porciento,...no habría escapatoria más que él océano; te recuerdo que no estás en cualquier lugar, sino que estás en un lugar mágico, en mi mundo, en Neverland..." Era extraño como podía lograr recordar y redactar sus exactas palabras, tal cuál,...pero estaban tan presentes en mi mente, y su voz hacía eco en mis oídos, que me sentía intimidada. Sin embargo, no me quería influenciar. No dejaría que me asuste, no dejaría que sus juegos me dominen.

Claro, eso es lo que digo ahora.

Tan poco tiempo que llevaba aquí y ya conocía a Peter, sabía de los de su clase. Habían chicos como él en mi escuela; bravucones.

Sin embargo, mi tiempo de paz y tranquilidad cayó como un piano sobre mi, sacándome de mi cómoda burbuja de flojera y pensamientos.

—¡Despierta, novata! — Las puertas de mi tienda se abrieron de golpe, el chico pelirrojo apareciendo entre las dos cortinas. Me siento bruscamente como si una fuerza extraordinaria me hubiera jalado.

—Uff, qué sexy — Chasquea la lengua un chico nuevo, apareciendo su cabeza justo encima de la del pelirrojo. Mi ceño se frunció fuertemente, y los miré completamente horrorizada al ver su mirada; lujuriosa. Pero más que nada, estaba horrorizada y extrañada de la situación.

¿Qué carajos?...

—¿Qué pasa, chicos? — Aparece de la nada otro Niño Perdido, justo encima de las dos cabezas. Su tono de voz es animado y su mirada es positiva y optimista. —Oh, ¡hola! ¡Buenos días, damisela!

Era irónico, el pelirrojo me miraba divertido, el rubio me miraba como si me fuera a comer en este preciso momento, y él último, el de pelo negro, me miraba con ojos alegres. Un tonto.

Pasan unos segundos llenos de silencio, y trato de mantener mi paciencia a raya,...conteniendo la respiración y endureciendo mis facciones. Los tres me miran inocentes, ajenos de la ira floreciendo en mi, mientras yo los miro a punto de reventar.

Entonces exploto, justo cuando el último chico estornuda, colmando mi paciencia.

—¡Salgan de aquí! — Chillo enfadada, gateando hasta ellos frenéticamente como una loca. Los tres chicos abren los ojos como platos, y antes de que pueda hacer algo más, los tres salen disparados hacía atrás, ésta vez siendo efectivamente arrastrados por une fuerza mayor. Y lo sé porque, cuando salí de mi tienda a trompicones, vi a Pan con magia verde en sus dos palmas y a los tres Niños Perdidos gimiendo de dolor contra una pila de sartenes al ser estrellados ahí.

—Oh, lo siento, ¿los lastimé? — Pan hace cara de fingida pena —. Ver tres mugrientos traseros apilados no es buena vista — Su tono de voz cambia a una seria, y sus facciones decaen a dureza. Después, sus ojos se posan en los míos, y alza las cejas tras sonreír —. Ya veo la razón...— Su mirada es sugestiva, y yo solo me cruzo de brazos.

My World | Peter Pan | Robbie Kay CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora