xiii. tony, solo tony

7.7K 799 71
                                    

Mis pies se mueven de atrás hacia adelante en un sincronizado y aburrido movimiento, mientras mi cuerpo descansa sobre la incómoda camilla de cuero

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mis pies se mueven de atrás hacia adelante en un sincronizado y aburrido movimiento, mientras mi cuerpo descansa sobre la incómoda camilla de cuero. Mis ojos siguen con curiosidad a la enfermera Coleman, quien se encuentra de espaldas a mi colocándose sus guantes de goma para poder revisarme. La atmósfera de la habitación está cargada de un olor embriagante a fresas, mezclado con uno típico a medicamentos y hospital. Una combinación no muy agradable.

El ataque a la torre ha dejado daños colaterales por donde que mires; empezando por secciones del edificio destruidas -tanto por los maleantes de HYDRA, como por el increíble Hulk que no había podido controlarse-, y terminando por agentes y empleados de la base heridos. Afortunadamente, yo no he sufrido demasiados lesiones, más allá de algunos que otros golpes y cortes diminutos.

No paro de agradecer al cielo la llegada repentina del Sr. Stark y su armadura. Si no hubiese sido por él, no quiero ni imaginarme lo que habría sucedido con Hill o el pendride con la información. O incluso conmigo.

—A ver dulzura, recuestate y levanta tu blusa para que pueda revisar el golpe —pide la mujer de bata blanca que se había presentado ante mi como "Amanda".

Sin chistar, suspiro con suavidad para luego obedecer la petición de la amable mujer y, segundos después, no tardo en sentir el frío material de los guantes sobre mi piel. Ya me encargé de informarle que me encuentro en perfectas condiciones, que no necesito ningún tipo de asistencia medica a diferencia de otras personas las cuales su estado es más crítico. Sin embargo, según lo que ella me dijo, como nueva integrante del equipo es relativamente crucial que sea al menos revisada para asegurar que todo en mi está en orden.

—¿Te duele? —interroga Amanda presionando con suavidad por encima del área del ombligo.

Vuelvo a repetirle que me siento perfectamente bien, la señora asiente y, luego de brindarme una tranquilizadora sonrisa, agarra una tableta de pastillas y una pomada en bote de una caja de primeros auxilios que hay allí en la habitación.

—Quiero que tomes una de estas si comienza a dolerte en la zona y que te apliques la pomada por las noches sobre los cortes para que cicatricen más rápido —me indica entregándome ambos objetos.

—Bien.

—Ya puedes irte —dice, señalando la puerta con un asentimiento de cabeza—. Allí fuera hay una muchachita bastante impaciente que espera por ti.

Acomodo mi blusa nuevamente en su lugar y después de agradecerle a Amanda y despedirme de ella, tomo las pastillas junto con la pomada y salgo de la habitación. Una vez afuera, mis ojos se encuentran de manera instantánea con los de Sheila, los cuales no desprenden nada más que preocupación.

OUTSIDE THE DARK ― steve rogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora