xxiv. todo negro

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Los golpes en la puerta no cesan una vez que la pelirroja se adentra en la habitación y toma asiento lentamente sobre el edredón de plumas

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Los golpes en la puerta no cesan una vez que la pelirroja se adentra en la habitación y toma asiento lentamente sobre el edredón de plumas. Con la mirada fija en sus dedos, que se enredan entre ellos una y otra vez de manera ansiosa, toma una generosa cantidad de aire y la deja salir de manera apaciguada, intentando con ellos detener el ritmo diligente en que su corazón late contra su pecho. Los gritos del otro lado de la puerta no dejan de pedirle que salga, sin embargo, Charlie nos lo oye, pues se encuentra en un trance que no le permite hacer nada más que pensar en qué diablos se ha metido.

El jefe del grupo de superhéroes más poderosos del planeta llegando a su casa de la nada y ofreciéndole ayuda sin más... Debía haberlo previsto. ¿Cómo pudo ser tan estúpida? Y es que, todo era tan ilógico, ninguna de las piezas encajaba del todo, desde la primera vez que había tenido esa charla con Fury que notó la manera tan cautelosa al tratarla, la forma en que Natasha la examinaba los primeros días, la manera de actuar de Tony el día en que la conoció. Él ya lo sabía, sabía que ella era su... hija. ¿Por qué no se lo dijo de una vez? ¿hacía falta crear tal espectáculo?

¿Y que hay sobre Pepper? ¿ella también era consciente de todo? Jesús, había estado con sus padres tantas veces y ella ni siquiera había estado al tanto. Charlotte jamás se había imaginado conociéndolos, de hecho, eso ni siquiera estaba en sus planes, en su cabeza la única familia que tenía eran sus abuelos... Pero ahora, ¿qué se supone que debe hacer? ¿abrazarlos y decirles que ha esperado este momento toda su vida? Mentir no es una opción, no les pagará con la misma moneda, ella no es así de cruel pero, son sus padres. Le guste o no, de ahora en más tendrá que cargar con ello.

Con esos pensamientos en la mente Charlie se pone de pie y comienza a caminar de un lado a otro por la habitación. Sus manos no dejan de temblar, y sabe que si no quiere causar un caos debe calmarse, pero no es algo que pueda controlar en este momento. Tal vez no debería estar reaccionando así, ella es consciente que estando a la defensiva las cosas no se resolverán más rápido, pero también sabe que no es capaz de responder de otra manera, nunca había vivido un momento tan impactante, pero siempre que le sucedían cosas que le afectaban, su primera reacción era escapar.

Desafortunadamente, huir no es una opción en este momento. No podría irse sin resolver tal situación, ni aunque quisiera, sabe que con la tecnología que la rodea no sería capaz de dar un paso sin ser descubierta. Pero tampoco puede enfrentar a Tony, no en el estado en que se encuentra. Charlie niega con su cabeza mientras lleva una mano hacia su frente intentando detener la jaqueca que se ha estado intensificando, cuando entonces los golpes en la puerta se detienen, y un ruido más fuerte se oye desde el balcón.

Las cortinas blancas que cubren el ventanal sólo deja ver una silueta que se incorpora del suelo. Charlotte aprieta los labios y, deseando con todas sus fuerzas que no sea Tony, camina hasta allí y abre las cortinas sin esperar demasiado. Los ojos azules de Steve no tardan en caer en ella, logrando únicamente que las palpitaciones de la muchacha se intensifiquen aún más. De no ser por la situación, Charlie habría soltado una risa irónica. ¿Tenía que ser justamente él? ¿así de cliché?

OUTSIDE THE DARK ― steve rogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora