ix. somos los vengadores

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Las tres nos adentramos al gran comedor repleto de gente. Es la hora típica de almuerzo, por lo que prácticamente media torre se encuentra allí. Nos colocamos en la fila y esperamos nuestro turno para pedir nuestra comida al igual que los demás empleados del lugar. Natasha nos advierte a Sheila y a mi que pidamos algo liviano ya que más al rato seguiremos con nuestro entrenamiento, así que tomo una ensalada de pollo con verduras junto con un vaso de agua. Debo admitirlo, me moría de ganas por agarrar una de esas hamburguesas con queso que todos tenían, pero muy a mi pesar tendré que dejarlo para otro día.

Tomo la bandeja con mis manos con firmeza y camino junto a las dos chicas rumbo a una mesa. Dejo la comida sobre ella y me dispongo a tomar asiento a un lado de Natasha, quien hace quien sabe que en su celular. Sheila devora su sándwich y es cuando entonces Steve, Barton, Banner, y un hombres más que desconozco aparecen también con sus comidas y se acomodan junto a nosotras. Allí noto que se trata del tipo de piel morena que había visto cuando Natasha me llevaba con Banner.

—Bueno, básicamente todos nosotros somos los vengadores —enuncia Natasha en una mueca graciosa hacia mi—. Bienvenida.

Bebo un sorbo de agua. —Gracias.

Un carraspeo fuerte hace acto de presencia en la mesa, llamando la atención. Todos dirigimos nuestras miradas hacia el mismo hombre de cabello corto y piel morena que había mencionado.

—Ya que al parecer nadie va a dignarse a presentarme, lo haré yo mismo —manifiesta en cierto tono de reproche, dirigiéndose hacia mi—. Soy Sam Wilson, pero todos me llaman Falcon.

—Charlotte, pero todos me llaman Charlie —le sonrío con amabilidad.

—Te diré Lottie, Charlie me suena a nombre de varón —asiente en mi dirección, luego abre los ojos sorprendido de si mismo y vuelve a hablar con rapidez—. No es que no me guste Charlie, es un nombre muy lindo y obviamente unisex, sólo q-que es extraño, no extraño de una mala manera, sino un extraño lindo que-

—Está bien Falcon, puedes llamarme como quieras, no me molesta —suelto un risita— ¿Y estos son todos los vengadores?

—Sólo faltan Stark, que seguramente ha de estar en uno de sus excéntricos viajes, y Thor que vive en Asgard, se pasa por aquí de vez en cuando.

El resto de almuerzo es de lo más monótono. Todos hablan y ríen entre ellos, al parecer se tienen bastante confianza los unos con los otros, lo cual se me hace bastante dulce. Yo acoto pequeños comentarios de vez en cuando, sin embargo me mantengo callada la mayor parte del tiempo, pues aún no me encuentro con la confianza suficiente como para hablar sin sentirme avergonzada. Todos se han comportado de manera amable y educada conmigo, pero conociéndome a mi misma y ya sabiendo como soy a la hora de relacionarme con gente nueva, soy consciente de cuanto me costará adaptarme a mi nueva vida, y por ende a todas la personas que de aquí en más serán parte de ella.

Media hora después, las tres chicas nos incorporamos para volver a nuestro entrenamiento, según lo que Nat nos dice, lo que sigue en el itinerario es el control de armas, puntería y precisión. Yo ya comienzo a sentirme nerviosa, jamás en mi vida he tocado una pistola ni nada que se le parezca. Sólo espero no causar un desastre.

—¿Les molesta si les hago un poco de compañía? —pregunta Clint, levantándose de su asiento— No tengo nada mejor que hacer.

—No, de hecho puedes ser de gran ayuda, vamos —responde Natasha haciéndole una seña con su mano para que nos siga.

—Eh, Charlotte —pronuncia Banner, llamando mi atención antes de que nos marchemos—. Si tienes un momento libre más tarde, date una vuelta por el laboratorio, así seguimos con tus análisis.

Sonrío apenas y muevo mi cabeza de arriba a abajo en modo de afirmación, para luego marcharme junto a mi mentora y demás acompañantes.

Narrador omnisciente

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Narrador omnisciente.

La mesa, que ahora estaba compuesta solamente por los muchachos, se mantuvo en silencio por algunos minutos más luego de que aquel pequeño grupo se marchara. No era nada de otro mundo, sólo que cada uno estaba centrado en sus propios pensamientos. Hasta que Sam decidió abrir su boca.

—¿Y que tal la nueva? —preguntó en general, jugueteando con su tenedor como si se tratara de unas baquetas— Si me lo preguntan, parece algo joven.

—Charlotte podrá tener diecisiete años, pero créanme que posee ideales y pensamientos muchos más maduros que todos nosotros aquí juntos —dijo Bruce, sin poder evitar defender a la muchacha—. Y lo digo yo que tuve la oportunidad de tener una buena charla con ella y conocerla más a fondo.

—No lo sé —habló Steve. Él se había mostrado algo ajeno al tema, sin embargo no podía negar que la llegada de Charlotte lo había descolocado un poco—. Presiento que hay algo más detrás de todo esto y que Fury nuevamente se las está dando de misterioso con nosotros.

Steve asintió para si mismo. De algo estaba seguro: ella no estaba lista para ser una vengadora. Era apenas una niña, quizás en un par de años... pero en ese momento y en las circunstancias en las que había llegado sólo corría peligro allí. Se levantó de su asiento de golpe y sin decir una palabra salió rumbo hacia la oficina del director Nick Fury. Ellos dos tendrían una charla, y eso ya lo había decidido.

OUTSIDE THE DARK ― steve rogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora