Me gustaría poder decir que no soy esa clase de persona que le cuesta madrugar, pero la realidad es que sí, lo soy.
Cuando la alarma de mi teléfono suena exactamente a las cuatro y media de la madrugada, tengo un gran debate dentro de mi cabeza en si debo o no levantarme e ir con Steve y Sam a correr... o sí me conviene mejor apagar la voz de Beyoncé, darme la vuelta y volver a cerrar mis ojos. Sin embargo, la pequeña parte dentro de mi llamada «responsabilidad» me impide hacer esto último. Sé que me había comprometido con Steve y que, aunque seguramente a él le da igual sí los acompaño o no, debo cumplir con mi palabra y no quedar como holgazana delante de él y Sam.
Por lo que, en medio de bostezos y muecas soñolientas empujo mi cuerpo fuera de las sabanas y me meto directamente a la ducha, esperando que al menos el agua fría me despierte un poco. Para mi suerte, logra el efecto que esperaba y cuando salgo envuelta en una toalla, aunque aún tengo mis ojos hinchados, me siento un poco más radiante. Logro moverme por mi habitación con más viveza, me pongo un nuevo conjunto deportivo adecuado para la ocasión, mis zapatillas y vuelvo al baño a hacer mis necesidades, lavarme los dientes y secarme el cabello.
Cuando ya estoy lista salgo con cuidado de mi cuarto para no hacer demasiado ruido, y me dirijo a la cocina donde supongo que se encontrará Steve y Sam. Y efectivamente, le acierto, pues ni bien me adentro me encuentro con los dos: Sam está sentado bebiendo de su taza y Steve de pie frente a la mesa la cual, para mi sorpresa, se encuentra repleta de alimentos de todos tipo y una enorme licuadora en el medio.
—Buen día, chicos —saludo sentándome a un lado de Sam— ¿Qué es todo esto?
—Saldremos dentro de quince —responde Steve metiendo algunos alimentos a la licuadora, los cuales me tomo el momento de observar: soja, lentejas, queso, garbanzos, almendras, claras de huevos y leche. ¿Que diablos...?
—Pero primero tienes que tomar un desayuno bien rico en proteínas —añade Sam brindándome una sonrisa.
—Aguarda un momento Charlie, y te daré un vaso de mi licuado para que tomes energía —dice Steve, para luego ponerle la tapa a la licuadora y presionar un botón, haciendo que todos los alimentos dentro se destrocen y mezclen entre si.
Luego de diez segundos, el rubio apaga la licuadora y sirve en dos vasos de cristal el contenido de ésta. Miro con los ojos muy abiertos aquel liquido de color verdoso y, cuando Steve me entrega uno de los vasos, volteo hacia Sam.
—¿Por qué tu no bebes de esto?
—Porque tengo sentido común —responde el moreno.
Steve, ignorando el comentario de su amigo, se lleva el vaso a los labios y se bebe todo el liquido antes de que pueda darme cuenta. Haciendo una mueca, acerco la bebida hacia mi nariz y tengo que hacer un gran esfuerzo para no fruncir mi rostro a causa del olor: no es lo que se puede decir horrible, pero definitivamente no es una buena combinación. Dejo salir un suspiro bajo la mirada de ambos hombres y sin dar demasiados rodeos le doy un buen sorbo a la bebida. Sin embargo, ni bien ésta hace contacto con mi garganta una fuerte arcada me agarra y tengo que dejar el vaso de cristal sobre la mesa para poder taparme la boca con las manos y amortiguar el sonido de mi tos.
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OUTSIDE THE DARK ― steve rogers
Fanfiction❝Más allá de la oscuridad, encontraremos nuestro camino❞ COVER BY → @-Naria copyright © 2016