- ¡¿Qué te pasa?! - Le pregunto asustada, muy asustada.
- ¿Cómo puedes hacerlo?
- ¿El qué? Tranquilízate y hablemos bien.
- ¿Hablar? ¿Para qué?
- Por favor. Estás muy nervioso. Siéntate aquí conmigo. ¿Vale?
Se queda parado mordiéndose el dedo índice y luego se sienta en el sofá. Me siento junto a él.
- ¿Qué te ocurre? - Intento agarrarle de la mano pero se aparta.
- ¡No me toques!
- ¿Por qué?
- Lo he visto todo.
- ¿Todo?
- Si. Estabas en el centro de la pista con Jooheon. Lo vi desde el puesto del DJ. Vi que os besasteis.
- No nos besamos...
- Como lo llames. Pero yo vi como sus labios tocaban los tuyos.
- ¿Y?
- ¿¡Y!? - Dice abriendo los ojos.
- Si, ¿y? Nosotros, tú y yo, ya no estamos juntos. ¿Por qué te pones así?
- ¿Y pretendes olvidarme con otro?
- No. Pero, ¿qué te pasa? Hace poco hablamos de esto. Tú mismo me hablaste de Jooheon y no parecías muy molesto al pensar que era mi novio. ¿Por qué te pones así ahora?
- Porque ahora os he visto juntos. Me ha dado un ataque de celos. No he podido controlarme. Bajé para partirle la cara pero cuando llegué estabas sola. Pero no se va a librar. Como se le ocurra volver a tocarte lo haré. ¡Ese imbécil! - Le da una patada a una silla.
Nos quedamos en silencio durante un par de minutos.
- ¿Siempre serás así?
- ¿Cómo?
- Primero actúas como que no te importo. Me dices que fue difícil para ti estar sin mí y que ahora deberíamos seguir cada uno nuestro camino. Prácticamente me lanzas a los brazos de otro y ahora mismo no te reconozco.
Yoongi mira hacia un lado y otro evitando mi mirada.
- Yoongi. Si no es Jooheon puede ser otro.
- Entonces a ese otro también le partiré la cara.
- ¿Lo ves? Este no eres tú. ¿Has bebido?
- ¿Y qué si lo he hecho? Me molesta, y mucho, que para ti sea tan fácil dejar lo nuestro atrás.
- ¿Y para ti no lo es? Tú fuiste el primero que dejó lo nuestro atrás Yoongi. Me cansé de llamarte, de enviarte mensajes que después de días los mirabas y no me respondías. Imagino que estarías muy ocupado. Pero para escribir un mensaje solo necesitas, ¿qué? ¿Un par de minutos? Por favor Yoongi. Si de verdad hubieras querido hablar conmigo lo habrías hecho.
- Yo...
- No. Estoy cansada de esto. No te entiendo - Me levanto del sofá - Me voy.
- ¡No! - Me agarra de la mano - No te vayas.
- No quiero discutir contigo.
- No te vayas - Vuelve a repetir reduciendo el tono de voz y mirando hacia el suelo, sin soltarme la mano.
Me siento de nuevo en el sofá y Yoongi me mira.
- Siento mucho lo que hice. Sé que no tengo perdón. Sé que te he hecho llorar mucho y eso me duele.
- Cállate. Se te nota en la mirada que has bebido - Digo agachando la cabeza e intentando no llorar.
Recordar aquellos días en los que buscaba una explicación a todo sin hallar respuestas me entristece demasiado. Recordar todo lo que lloré sola en mi habitación.
- Pero soy muy consciente de lo que digo y hago. Créeme.
Yoongi me agarra de la mano y con la otra agarra mi barbilla y me pone la cabeza firme. Comienza a acariciarme el pelo, apartándolo de mi rostro.
- Sufriste mucho por mi culpa, ¿verdad?
No le contesto.
- De verdad que lo siento muchísimo. Este tonto nunca aprenderá.
- Deja de decir que lo sientes.
- Lo nuestro era precioso y lo estropeé. No tengo perdón. ¿Recuerdas cuándo fuimos a la isla Jeju? Fueron los mejores días de mi vida. Me sentí muy feliz de poder pasar esos días junto a ti, sin nadie más.
De repente comienzo a llorar y Yoongi me seca la lágrima con su dedo pulgar.
- Lo siento mucho, mi amor.
Y para mi sorpresa, Yoongi se inclina hacia mí y me comienza a besar. Él cierra sus ojos pero yo sigo con los míos abiertos y puedo ver claramente como las lágrimas empiezan a caer de sus ojos mientras me besa.
De repente ese beso se convierte en algo más. Es más salvaje. Yoongi me besa el cuello e introduce su mano por debajo de mi vestido acariciando mi cuerpo. Entonces para y sonríe mordiéndose el labio.
- Quiero hacerlo.
Me coge en brazos y me lleva hasta la cama. Comprueba que la puerta está bien cerrada y se acerca a mí quitándose la camiseta. Se tumba encima mío y entrelaza sus manos con las mías. Comienza a besarme de nuevo y esta vez sus manos acarician mi cuerpo. Entonces las excitación de ambos aumenta, hasta que finalmente nos desprendemos de todas nuestras prendas. Cuerpo sobre cuerpo, siendo como nunca habíamos sido. Sin excusas, sin reparos, sin miedos, sin pensar en nada más. Dejándonos llevar por la pasión.