Parte 17 El Aprendiz

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Lucy, Lucy –esa voz, que es un ligero susurro, está acompañada de golpecitos– Lucy, despierta.

Puedo ver a Ariel, vestido con una bermuda y una camiseta blanca sin mangas, tocando a una puerta también blanca con adornos rosas en medio de un pasillo con muy poca luz.

– ¿Qué sucede hermano? –lo cuestiona una Lucy adormilada desde dentro del cuarto.

– ¿Puedo pasar?

– Adelante.

Ariel abre la puerta y entra. Ya había visto el cuarto de Lucy por dentro, es muy agradable, me recuerda a mi vieja habitación por su tamaño ya que es bastante pequeño.

Pintado de color blanco con muchos dibujos en las paredes, estrellas y flores en su mayoría, que hizo la misma Lucy, y en el techo un azul pastel. En una esquina, hay una cama individual con dosel y cortinas con encaje, al lado, una mesita de noche, una ventana y en la siguiente esquina un tocador con luna. Todas las cosas ahí tienen un toque de su dueña.

– ¿Qué pasa? –pregunta nuevamente Lucy sentándose en la cama, ya más despierta.

–Aun no lo sé, no he podido dormir, estoy muy preocupado –responde Ariel sentándose junto a su hermana.

– ¿Por qué? o... ¿por quién?

–Adivinaste, por Lily. –Ariel baja la cabeza– algo anda mal.

Lucy saca un objeto de debajo de su almohada.

–Es la una de la madrugada –dice con su rostro iluminado por la luz de la pantalla de su celular–, ella debe estar durmiendo tranquila, y quizá, hasta sueña contigo –le da un pequeño codazo.

Ariel suelta una sonrisa fugaz.

– ¿Lo sientes? –Pregunta Ariel, mirando fijamente a su hermana– ¿sientes que no es sólo preocupación? Desde que nacimos sabes cuando yo no me encuentro bien, al igual que yo cuando tú no lo estás, ahora es lo mismo, sé que algo le paso a Lily.

Lucy salta asustada pues su celular comenzó a timbrar.

–Es ella –dice antes de contestar, Ariel parece animarse–. Hola.

Puedo escuchar claramente la voz de quien habla al otro lado del celular, es casi como si la bocina del teléfono estuviera pegada a mi oído.

¿Lily se encuentra contigo? –esa es mi madre.

Lucy se pone pálida como el blanco de su cuarto.

– ¿Qué pasa? –pregunta Ariel, temeroso.

¿Sigues ahí Lucy? –mi madre también se oye asustada.

–Sí, aquí estoy –contesta lento–, pero Lily... Lily no.

Me dejo una nota pero no dice a donde fue y como ya debiste de notar dejo su celular –comienza a sollozar–, yo... yo debí hablarte antes, fui una tonta, sólo me dedique a suponer que estaría contigo en lugar de buscarla.

–Tranquila, Victoria –aunque su voz no concuerda con lo que pide–. Le hablare a Kristen, a lo mejor ella sabe dónde está Lily ¿qué decía la nota?

Dice: «Mamá, estaré con un amigo, no tardo» –lee hipando un poco–. Supuse que tú sabrías a donde fue porque te cuenta todo y por eso quise llamarte antes que a James, también porque le podrías preguntar a Ariel, además ¿con cuál otro amigo estaría?

–Te entiendo –dice Lucy, algo en su mirada parece encajar–. Cálmate, le preguntare a Ariel y en seguida le llamo a James, luego te aviso, descansa, en un momento te hablo.

Los Amos de los ElementosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora