Las dos semanas siguientes todos mis amigos y yo estuvimos muy atareados. Una semana entera la dedicamos a la escuela, pues fue semana de entrega de trabajos finales y exámenes, y la otra semana, como ya sólo recibiríamos calificaciones, fue para organizar la fiesta de Ariel.
La noticia de su recuperación fue recibida con gran frenesí, en especial por su madre, que estuvo de acuerdo con su hija en que se tenía que celebrar a lo grande, cosa que cada vez me agrada menos.
Lucy fue la que más trabajó pero también fue la de la idea, además de que en ningún momento pareció molestarle el trabajo, así que no nos angustiamos mucho por ella. Kristen y yo tuvimos que hacer lo que nos pidiera, ya fuera llamar a los que nos rentaran las mesas y sillas para confirmar su asistencia, o recoger las invitaciones, Lucy quería hacerlas pero la convencimos de que se lo encargara a una imprenta pues aparte de organizar la fiesta, no tenía que descuidar las ultimas cosas que correspondían a la escuela y los entrenamientos diarios con sus poderes.
James se encargó de todo lo que corresponde a la comida y en su momento, también de repartir las invitaciones. Además de que por fin reintegro al suelo todas las dianas del jardín, incluida la que destruyó Ariel, ya que no debían ser vistas por los asistentes a la fiesta.
Ariel fue el que menos trabajó y no porque no quisiera ayudar, sino porque Lucy decía que él es el festejado y no tenía que hacer otra cosa que no fuera disfrutar.
Ya es viernes, el día elegido para la fiesta. Salimos de la escuela dispuestos a disfrutar de las vacaciones. Junto con mis amigos, nos dirigimos a mi casa, queremos estar preparados cuando lleguen todas las cosas que necesitaremos.
La fiesta comenzara a las ocho, así que, de acuerdo con los planes de Lucy, las cosas deben empezar a llegar a partir de las cinco para tener tiempo suficiente para poner todo en orden.
–Así podremos practicar un poco antes de que tengamos que organizar todo –dice Lucy llevándose un pedazo de pizza a la boca.
– ¿Por qué comemos esto? –Pregunto viendo mi rebanada– Yo pude haber cocinado algo.
–Porque Lucy las ordeno sin preguntar –contesta Ariel bromeando.
–Gracias, hermano, por eso me encanta tenerte de vuelta –dice Lucy sarcástica–. Porque esto es más rápido y necesitaremos las calorías para cuando tengamos que acomodar todo y desde luego, para la fiesta.
–Disculpa, Lucy ¿y el tiempo alcanzara para arreglarnos antes de la fiesta? –pregunta Kristen.
–No va a haber necesidad de mucho tiempo –responde Lucy–. La fiesta es bastante casual.
–Y ustedes con o sin arreglarse se ven muy bellas –asegura James con un cacho de pizza en la boca.
–Eso es muy lindo, pero lo sería más si no comieras mientras lo dices –bromea Lucy riendo.
– ¿Qué puedo decir? –Pregunta James también riendo– Me gusta disfrutar de la comida.
–Y desde que nació ha sido así –me susurra Kristen al oído.
– ¡Eeh! Ustedes dos, no se cuchicheen sobre mí –James finge estar enojado.
Toma otro pedazo de pizza de su caja. Kristen se acerca a mí para hacer parecer que murmurara algo más, entonces James nos señala a ambas con la pizza y después, se señala a sí mismo, pero se acerca tanto la pizza que se mancha la playera. Todos reímos mientras se limpia con una servilleta.
– ¡Bah! Traigo ropa extra –deja la servilleta a un lado y sigue comiendo.
–Bueno, ya acabamos todos de comer ¿verdad? –dice Lucy levantándose de su silla.
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Los Amos de los Elementos
FantasiLilian tan sólo tenía 17 años cuando su padre falleció en un trágico accidente, por lo que se ve obligada a mudarse a una mansión que ni siquiera sabía que existía, dejando atrás su ciudad tranquila y junto con ella, a sus amigos. En el colegio al q...