Escucho muchos pasos y voces. Cada musculo de mi cuerpo se siente agotado.
–Todas sus heridas se curaron solas –dice un hombre a quien no conozco–, sólo se desmayó, utilizo mucha de su energía, demasiado de su poder para ser la primera vez, aunque... no es todo...
–Reacciono.
El hombre que notó que estoy despierta me toca la mejilla sin ninguna reserva, como si nos conociéramos de antaño.
–Hola ¿me escuchas? Me llamo Sebastián ¿me entiendes?
Lo miro sin responder. Entonces me percato de que estoy recostada sobre una colchoneta y que el sol me pega de lleno en los ojos. El hombre que me habla se inclina hacia mí, es castaño, piel morena y rostro intimidador. A su lado hay otro hombre, es el que antes había estado hablando, parece bastante mayor, tiene la cara llena de arrugas y el cabello cano. Ambos me miran como si fuera un objeto curioso y a la vez fascinante.
Súbitamente caen en mi mente como un torrencial todos los sucesos que viví en la noche. Me pongo de pie y me alejo de ellos, muy alterada.
– ¿Quiénes son? ¿Qué quieren? ¿Dónde... donde está Ariel? –cuestiono, caminando de espalda.
–Te dije que me llamo Sebastián y él es Josué –señala al hombre a su costado–. Tranquila, no vamos a hacerte daño.
– ¿Dónde están mis amigos? ¿Por qué están ustedes aquí?
No puedo confiar en ellos, debo protegerme. Aproximadamente, diez personas de distintos sexos se acercan, me están rodeando.
–Quieren atacarme –murmuro.
–No, para nada ¡Aléjense! ¡Aléjense! –ordena el hombre moreno agitando uno de sus brazos.
– ¡No se los permitiré!
Siento una descarga en mi cuerpo y un gran ardor en el pecho. Me veo envuelta en llamas verdes, estoy dispuesta a pelear.
– ¡LILY!
Por un hueco entre dos personas pasa Ariel, no tiene miedo al fuego que proviene de mi cuerpo y me abraza.
–Todo está bien, todo está bien –me dice al oído.
– ¿Seguro? ¿Tú estás bien? –pregunto más calmada ahora que lo tengo cerca.
–Muy bien, no te preocupes.
–Pensé que... pensé que... –lo abrazo más fuerte.
–Estoy bien, estoy bien.
– ¿Quién... quién es esta gente? –me separo de él y se extingue mi fuego.
–Vinieron a ayudarnos –contesta tomándome la mano–, ellos me curaron.
Miro a los que antes me rodearon, algunos sonríen, otros parecen precavidos. Tiemblo un poco, me siento mareada.
– ¡Lily! –dice Ariel sosteniéndome.
–No se recuperó del todo –dice el hombre llamado Sebastián–. Su cuerpo sufrió un desgaste excesivo, necesita descansar más, todos necesitan descansar. Ya hemos terminado de arreglar aquí, así que podremos llevarlos a sus casas.
–Sera mejor que vayamos a la casa de Lily –opina Ariel.
–Como gusten –inclina un poco la cabeza antes de darse la vuelta y retirarse.
– ¿Fue una reverencia? –le pregunto en un susurro a Ariel.
–No estoy seguro –responde.
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Los Amos de los Elementos
FantasyLilian tan sólo tenía 17 años cuando su padre falleció en un trágico accidente, por lo que se ve obligada a mudarse a una mansión que ni siquiera sabía que existía, dejando atrás su ciudad tranquila y junto con ella, a sus amigos. En el colegio al q...