Parte 8 Tristeza

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Esperamos que la madre de los gemelos pasara a la casa a recogerlos. Ella es doctora y tiene su consultorio en el centro de la ciudad. Le hizo un chequeo rápido a Lucy mientras Ariel le mentía diciendo que su hermana se resbaló en las escaleras y todos los demás fingíamos que eso era verdad. Incluso a mí me interrogo acerca de mis heridas.

Cuando terminó de revisar a su hija, Ana nos informó que todo parecía en orden, pero irían directo a un hospital para que le realizaran algunos estudios de rutina a Lucy y así estar más seguros. Los acompañe hasta su auto.

Luego les indico a Kristen y a James donde tomar el autobús que los llevara a su hogar.

Estoy de vuelta en mi casa sin saber qué hacer, me siento sola. En lo que recojo las cosas que Ariel utilizo para curarme, no dejo de pensar en él, lanzando un suspiro ahogado de vez en cuando.

Guardo el botiquín en su lugar, preparo algo de comer y como en la sala viendo televisión e imaginando qué estaría haciendo ahora si no hubiera ocurrido nada con Kristen. Seguramente estaría divirtiéndome con mis amigos, revisando las cosas que hay en el estudio y pasando todo ese tiempo junto a Ariel, estando mejor que nunca porque ya sabría lo que siento por él, y no comiendo sólo por hacer algo y aburriéndome inmensamente.

Tomo un libro de la biblioteca, me entretengo un poco pues es difícil elegir entre tantos libros interesantes, y salgo a leerlo en el jardín trasero, que al igual que la casa, es enorme, más que cualquier otro que haya visto, con muchos árboles y rosales.

Es un hermoso día, me siento en el borde de la fuente llena de agua cristalina. Es muy grande, parece una piscina circular, todo su contorno mide un poco más de un metro de alto pero yo calculo que tiene de profundidad unos dos metros. Es de barro ornamentado, la parte de adentro está cubierta de piedra caliza de color esmeralda. Al centro se encuentra un bello y monumental ángel de mármol con un par de metros de alto que está parado sobre una base para que pueda sobresalir completamente de la fuente. En la cabeza tiene una vasija adornada con rosas en los bordes y de la cual brota el agua, cubriendo al ángel con un velo líquido que resplandece con la luz del sol.

Es raro que este activa y tan limpia pero para mí es algo obvio que se mantiene así con magia. Al parecer mi abuelo hechizó toda la casa para que, aun después de su muerte, esté hermosa, limpia y en buen estado, eso incluye los preciosos jardines.

Podría suponerse que como soy hija única estoy acostumbra a estar sola y antes así era pero desde que nos mudamos eso cambio. Estar sola me hace sentir triste, como si tuviera que estar haciendo otra cosa que no fuera estar leyendo ese libro en la fuente, es como si tuviera que estar acompañada por alguien o haciendo algo de lo cual no tengo ni idea, en lugar de estar aquí, sintiéndome totalmente inútil.

– ¡Esto no tiene sentido! –grito harta de intentar leer para distraerme.

Dejo el libro en la fuente y me recuesto en el bien cuidado pasto. Algo me falta o tal vez, alguien me falta. Tomo el celular y llamo al primero de mis contactos.

Bueno –me contesta.

– ¿Ariel?

Sí.

–Hola, soy Lily –digo algo nerviosa, no sé porque le hable a él.

–Lo sé –ríe– ¿Qué pasa?

–Pues... ¿Cómo esta Lucy? –pregunto algo inconsciente.

Bien, bien. Todos los exámenes resultaron normales, sólo fue una pequeña contusión así que el lunes ira a la escuela como si nada hubiera pasado –dice algo desconcertado– pero si querías saber eso ¿Por qué no le hablaste a su celular?

Los Amos de los ElementosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora