CAPÍTULO 1. De Colorado a San Francisco.

1.1K 51 4
                                    

Metí las maletas en el coche. No me podía creer que mi madre me estuviese haciendo eso de verdad, y menos en mi último verano en la ciudad antes de irme a la universidad. Estaba convencida de que el mundo estaba en mi contra. Todos mis planes desaparecieron quería pasar mi último verano en la ciudad con mi novio y mis amigas, pero mi madre no lo entendía. Y decidió arrastrarme hasta San Francisco a 18 horas de mi casa, ¡18 HORAS! A mí me parecían 30 años de distancia.

Mi madre estaba entusiasmada, hacía 6 años que no veía a su mejor amiga, Denise, y a como ella los llamaba, sus niñitos. Que supongo que ya no serían tan niñitos. Con todo lo que yo he cambiado en 6 años ni me quería imaginar lo que lo habrían hecho ellos.

De pronto olvidé mi enfado y me concentré en qué haría 18 horas metida en un coche con una mujer a la que, ahora mismo, odiaba. Miré al asiento de atrás y allí estaba Buffy, tumbado, ocupando toda la parte de atrás, me miraba con entusiasmo. Deslicé la mano hacia atrás y le acaricié la cabeza. Tenía el mejor perro del mundo y ese sería mi único amigo allí, en San Francisco.

Por fin se metió mi madre en el coche y con cara de entusiasmo metió la llave y la giró, me miró y exclamó:

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Por fin se metió mi madre en el coche y con cara de entusiasmo metió la llave y la giró, me miró y exclamó:

-¡¿LISTA?!

-Como si no me quedara otra.- Desbloqueé mi móvil y me puse los cascos. Ella me quitó uno.

-No seas así ______ (tn), seguro que lo pasas en grande, como en los viejos tiempos.- Una sonrisa apareció en su cara.

-Mamá, soy mayorcita, ya no me divierte jugar con pistolas de agua en un patio.- Me volví a poner el casco. Y ella volvió a quitármelo.

-Dime que no tienes ganas de ver a los chicos. Tienen que estar enormes ya, que ganas tengo de abrazarlos.- Arrancó y se puso en camino.

Los viejos tiempos, como bien dijo mi madre, lo pasaba en grande. Pero ahora tenía 19. Recordaba aquella enorme casa, con ese precioso jardín, la piscina y por supuesto a los muchachos. Eran mis mejores amigos, y en parte tenía miedo, hacía 6 años que no los veía y quizá las cosas no iban a ser como antes, todo sería distinto, habíamos crecido y madurado, cada uno tendríamos nuestras cosas. No sé por qué motivo nunca se pusieron en contacto conmigo, y eso que mi madre hablaba con Denise todas las semanas. Quizá ya no éramos tan amigos, a lo mejor ni estaban en casa, supongo que ya habrían empezado la universidad y estarían con sus novias por ahí. Decidí sacar aquellos pensamientos de mi mente y, echar una cabezadita en el coche. Dormir no me vendría nada mal.

Me despertó algo, era mi perro, estaba encima chupándome la mano. Miré al asiento de mi madre y no estaba allí. Buffy seguía tirando de mí, me froté los ojos y vi un bar de carretera. Mi madre estaba apoyada en el coche, fumando.

-Te estás matando los pulmones.- Gruñí mientras acariciaba a Buffy.

-Te he comprado algo de comer, está en mi asiento. Has dormido 10 horas, cariño.- Soltó una carcajada, tiró el cigarro y pisoteó la colilla.- Deberías salir a estirar las piernas, aún nos quedan 8 horas de viaje.

Baje del coche y Buffy empezó a rodearme y a dar saltos. Amaba a ese perro. Buffy tenía 6 años también y fue un regalo de Denisse por mi cumpleaños. MI CUMPLEAÑOS. El enfado se apoderó de mí. Iba a celebrar mi cumpleaños lejos de mis amigos, ¿Algo más? Quería volverme a dormir y que al despertar todo fuera un sueño. Volví al coche y cogí la comida que mi madre me había comprado, eran casi las 6 de la tarde y mi estómago rugía. Abrí la bolsa y una sonrisa se dibujó en mi cara. Hamburguesa con queso, mi comida favorita. Realmente adoraba a mi madre.

El resto del viaje fue divertido, me prometí no enfadarme más. Ya estaba allí no podía hacer nada para evitarlo. Nos pasamos todo el camino cantando.

San Francisco era precioso, ya lo había visto antes pero, ahora tenía como un no sé qué especial. Bajé la ventanilla del coche y miré todo cual niña de 5 años.

Por fin llegamos, millones de recuerdos se me pasaron por la cabeza al ver aquella casa. Seguía exactamente igual que hace 6 años. Bajamos del coche, saqué las maletas y mi madre llamó al timbre. Denisse abrió la puerta de la casa, salió corriendo hacia la puerta de fuera y de un salto abrazó a mi madre. Empezaron a chillar y Buffy las rodeó dando vueltas y moviendo la cola. Parecía que él también la echaba de menos. Mientras miré hacía la puerta, nada, o mejor dicho, nadie.

-¿PERO QUIÉN ESTA MUJERCITA?- Corrió hacia mí y me abrazó.- Estás preciosa, espera que mis muchachos te vean. Van a alucinar.- Abrió las puertas para dejarnos paso.

Mi madre pasó primero dejó las maletas en el hall. Al entrar en esa casa me sentí pequeña de nuevo, olía exactamente igual que siempre, una mezcla a rosa y ambientador que no sabría describir. Me encantaba. Denisse nos ofreció algo de beber y nos invitó a pasar a la cocina. Me senté en el taburete de la encimera y ella me ofreció un zumo de naranja, mi bebida favorita, aún lo recordaba. Todo seguía como hace 6 años.

Un verano para recordar- Joe Jonas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora