Metí las maletas en el coche. No me podía creer que mi madre me estuviera haciendo eso, y menos en mi último verano en la ciudad antes de marcharme a la universidad. Estaba convencida de que el mundo estaba en mi contra. Todos mis planes desaparecie...
Y allí estaba yo, agarrada al brazo de Nick, como si lo necesitara para vivir. Creo que incluso le hacia daño pero estaba muy nerviosa. Todos sus amigos estaban revisándome de arriba abajo. Nick hizo un saludo general y prosiguió a presentarme. Parecían simpáticos. Me presento a Logan, un chico bajito, delgaducho y con unos ojos preciosos. Más tarde me presentó a Blanca, aluciné con esa chica, me dio los dos besos más efusivos que jamás me había dado nadie. Me encantó su pelo, era completamente azul. También estaban Dylan, Ansel, Ed y una chica que parecía bastante más tímida que yo, Taissa.
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Pronto me sentí como si formara parte de ese grupo, todos me preguntaban cosas como 'De donde venía' o 'Si allí era mejor la comida que aquí' no entendí muy bien esa pregunta. Yo les contestaba encantada.
Nos dirigíamos a un pub, cerca de la playa. Me contaron que ese era su lugar de reunión los findes y que era casi una tradición ir allí. A mí me pareció divertido. Entramos en aquel sitio, no era bastante grande y tampoco había mucha gente pero a mí me pareció genial. Nos sentamos en una de las mesas al lado de una pequeña pista de baile. Nick se sentó a mi lado, no se había despegado de mi en todo lo que llevábamos de noche.
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Dylan, Ed y Logan fueron a la barra a pedir bebidas para todos.
-Nick, hoy no te pases eh.- Bromeó Blanca.
Nick la fulminó con la mirada.-Tía, tampoco bebí tanto...- Agachó la cabeza.
-Que no dice...- Ansel soltó una carcajada.- Ed y yo te llevamos a casa porque no sabíamos si podrías llegar solo. Brutal.-
-Joder, ya no pasará más.- Nick estaba molesto.
Le di un pequeño empujoncito y le sonreí.
Los chicos llegaron con cervezas para todos.
-¡Que empiece la fiesta!- Dylan repartió una cerveza a cada uno.
Estuvimos bromeando toda la noche, esos chicos eran estupendos. Después de la cerveza nos tomamos un chupito de tequila, los chicos gritaron al tomarlo. Fueron a por otra cerveza. Yo no quería más, nunca había bebido mucho y me daba miedo, pero Taissa insistió bastante. Acepté la cerveza. Ahora todo se veía de otra forma, era todo más divertido y reíamos más.
