CAPÍTULO 20- Volví a tocar las estrellas.

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Dudé durante unos segundos delante de la puerta, mi mano se movía lentamente siguiendo a mi corazón, pero mi mente decía no. De pronto la puerta se abrió de manera brusca y me topaba de bruces con él. Sus ojos se clavaron en los míos durante varios segundos, o quizá fueron horas, no sé.

-Ho-la.- Dije con algo de miedo.

-¿Qué quieres?- Dijo él. Ya no notaba enfado en su voz, sino más bien dolor.

-Hablar contigo, ¿Puedo?- Sus ojos ya se apartaron de los míos, pero yo no paraba de buscar su mirada.

-Ahora no me apetece hablar a mí.- Dijo poniendo un pie fuera de su habitación.

-Lo necesito.- Dije mientras lo empujaba hacia adentro y cerraba tras de mí.

-¿A qué vienes?- Joe se sentaba en la cama mientras yo permanecía de pie delante de él.

-Siento todo...- Me costó seguir.- Siento cómo te he tratado y siento ser tan imbécil.- Bajé la cabeza.- Pero me cuesta sabes.-

-¿Qué te cuesta?-

-Me cuesta mucho confiar en ti.- Solté por fin.

-Genial.- Soltó una breve sonrisa.- ¿Eso vienes a decirme? Pensé que venías a arreglar las cosas.- Se levantó.

-Déjame hablar Joe Jonas.- Lo empujé de nuevo a la cama.- Estoy siendo totalmente sincera contigo, déjame terminar.- Jamás había sido tan firme con nadie.- Me cuesta confiar en ti, veo como tratas a las demás chicas, ¿Por qué iba a ser yo diferente?-

-Lo eres.- Dijo mirándome a los ojos, dolía.- Eres jodidamente diferente a las demás, siempre lo has sido, eres la única que me conoce a la perfección. Sabe cómo hacer que me sienta bien. Jamás le he dicho te quiero a ninguna otra chica. Y jamás se lo diría a ninguna que no fueses tú. Cuando estoy contigo puedo ser yo mismo y a la vez tengo esos nervios de estar cerca de ti. Así que ahora vuelve a decir que eres igual que las demás...- Su voz sonaba autoritaria y desafiante.

Agaché la cabeza avergonzada. ¿Qué debía hacer? ¿Qué debía decir? Quería tanto a ese chico, necesitaba besarle y tenía que hacerlo ya. Me abalancé sobre él, aún con el miedo de que me podía rechazar, después de todo aquello. Pero no, el me agarró la cintura y me pego a su pecho. Sus labios sabían tan bien. Nos sumimos en un beso interminable. En esos momentos sentía y pensaba tantas cosas a la vez que yo entera era una mezcla de sentimientos y emociones. El placer de los besos, su olor, su sabor...tenía ganas de más, necesitaba más de él. Me atreví a quitarle la camiseta. Él se separó de mí y arqueó una ceja con cara de pícaro. Siguió besándome y mordisqueándome los labios, estaba tan excitada que me deje llevar. Me senté encima de él. Sus labios se separaron de los míos. A él parecía que le gustaba.

-¿Quieres hacer esto?- Dijo sonriendo.-No tienes que demostrarme nada.-

-Calla.- Dije, mientras le plantaba un beso.

Su mano se deslizó por debajo de mi camiseta. Haciendo que mis ojos se cerraran, la mezcla del calor de su piel contra la mía hacía que empezara a volar. Con un movimiento rápido Joe me tumbó en la cama, y se colocó encima de mí. Besos en el cuello hicieron que me estremeciera más y los dedos de mis pies se apretaran. Pronto ambos nos ayudamos a deshacernos de los impedimentos que estaban suponiendo la ropa. Sus labios empezaron besándome el cuello, pronto estaba besándome los pechos, y más tarde las piernas. Pronto y de una manera casi mágica se deshizo de mis bragas. Tenía los vellos erizados, jamás había tenido una sensación de ese tamaño. La delicadeza con la que él me besaba, y me acariciaba me sumía en un mar de sensaciones indescriptibles. 

 

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Un verano para recordar- Joe Jonas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora