27

256 45 22
                                    

-¿Lo dices en serio, Brie?- Dijo de mala gana hacia la castaña, la cual solo pudo encogerse de hombros.

-Es esto o nada, Colby. No estás autorizado a levantarte de esa cama más que para ir al baño.

El bicolor solo refunfuñó, apoyando su espalda contra las almohadas mientras contenía un puchero.

Randal había ido a comprar algunas cosas, por lo que el aburrimiento era algo bastante rápido en hacerse presente para Colby.

-Queremos evitar algún ataque, cariño- Agregó Brie, tomando el silencio del muchacho como señal de molestia- Bueno...

Dejó la pequeña pelota de goma sobre el regazo de su paciente, soltando un pequeño suspiro entre sus labios pintados de labial rojo.

No quería presionarlo a nada, ni ella tampoco tenía tiempo para más emociones.

-Te la dejaré en caso de que cambies de opinión.

El bicolor mantuvo su boca cerrada, dejando marchar a la castaña y volviendo a aquel ambiente aburrido en el que ha estado desde que el tatuado se fue.

-Demonios...- Gruñó casi escupiendo las palabras- Es increíble que lo único que tenga para entretenerme- Miró aquella pelota roja en su mano, mirándola de mala gana- Sea una pelota para niños.

Colby siguió mirando molesto el objeto, para después de unos segundos lanzarlo contra una de las paredes del cuarto. La pelota no tardó en rebotar con un sonido agudo, desapareciendo por la puerta abierta y que el muchacho levantara las manos exasperado.

-¿¡En serio!?

Esto de estar en el hospital comenzaba a apestar cada día más.

Pero los gruñidos molestos del muchacho se vieron interrumpidos cuando un suave golpeteo resonó en sus oídos.

Sus ojos se encontraron con los de una bonita chica pelirroja, la cual se asomó tímidamente por el umbral de la puerta.

-Um...¿Esto es tuyo?-Preguntó con la misma expresión cohibida, enseñando aquella pelota roja que Colby lanzó.

-S-Sí, lo lamento si te di.

La fémina pareció estar más confiada, atreviéndose a sonreír y pasar por completo al cuarto del muchacho. Su brazo izquierdo tenía un yeso, manteniéndolo contra su pecho por una extraña tela mientras parecía usar el otro con completa naturalidad.

Se acercó hasta el bicolor, extendiéndole amablemente aquella pelota de juguete.

-Gracias- Dijo el bicolor, sonriéndole de lado mientras ella asentía con una tímida sonrisa- ¿Te duele mucho el brazo?

-Algo- Frunció sus labios tras darle una breve mirada a su lesión- Pero dicen que tan solo tardará un par de meses en estar completamente recuperado.

Colby la escuchaba con atención, para luego estirar su mano frente a su lado sano.

-Colby.

La pelirroja parpadeó un par de veces, dibujando una sonrisa algo temblorosa en sus labios antes de estrechar su mano con la del muchacho.

-Rebecca- Se presentó la chica con un marcado acento.

El bicolor sonrió amistosamente, dejando la pelota de lado antes de volver a concentrarse en ella.

-Bueno, Rebecca, gracias por devolverme mi única fuente de entretención en este sitio.

Trataba de no sonar demasiado irónico, aunque su interior gritaba a gritos el decir lo harto que estaba de ese lugar.

-Te ves bastante cansado de estar aquí.

Colby no pudo evitar soltar una risa cuando ella dio justo en el clavo.

-No me dejan hacer mucho, y mi enfermedad tampoco ayuda del todo que digamos.

Rebecca pareció algo perpleja ante las palabras de Colby, pero decidió no ser demasiado curiosa y molestarle por muchas ganas que tuviera de preguntar.

-¿Y tú? ¿Por qué el brazo roto?- Se apresuró a agregar el muchacho, llamando la atención de la pelirroja.

-Iba en motocicleta con mi novio, pero no aguanté mucho tiempo y me caí- Se encogió de hombros con una pequeña mueca- Él todavía piensa que es su culpa, pero lo cierto es que soy demasiado cobarde en esas cosas de la velocidad.

Colby frunció una mueca de lástima frente al bajar de cabeza por parte de Rebecca, pero una sonrisa iluminó sus labios con la idea que había tenido.

Rebuscó entre los marcadores que Randall le había comprado días atrás, eligiendo el color más bonito y volviendo a mirar a la pelirroja alzando la punta al descubierto hacia su yeso.

-¿Puedo?

La fémina sonrió encantada, sacando suavemente el brazo herido de aquella tela y alzándolo cerca del bicolor para que este comenzara a escribir rápidamente un mensaje.

-Rebecca es muy largo...- Habló él después de unos minutos- ¿Puedo llamarte "Becky"?

-Claro- Sonrió ella, causando la misma sonrisa amigable en el bicolor- ¿Sabes? Hay algo que puedo darte para que no estés tan aburrido.

Colby enarcó una ceja, sin dejar de ver a la chica buscar algo en uno de los bolsillos de su chaqueta hasta lograr sacar un objeto en su mano.

-Fergall me regaló uno nuevo en mi cumpleaños, así que puedes quedarte con este si quieres.

La bonita pelirroja le había extendido una especie de reproductor de música a Colby. Parecía un poco desgastado y un par de auriculares se encontraban enredados en torno al dispositivo.



Al amanecer ||Ortollins||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora