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Randy sentía su pecho arder a causa de la falta de aire, al igual que sus piernas entumidas. Pero eso no le impedía seguir corriendo en dirección al hospital.

Le habían llamado para informar que su pequeño tesoro había tenido un ataque...Y que este parecía ser más serio de lo que esperaban.

Él trataba de pensar positivo, aunque no fuera exactamente lo más fácil y a él nunca le salía bien hacerlo.

Pero no se dejaría abatir, menos cuando se trataba de estar al lado de su niño bonito.

Su pecho subía y bajaba cuando por fin se detuvo en medio de un pasillo, en el que visualizó a una apresurada mujer corriendo detrás de varios doctores llevando una camilla por el corredor. En esa camilla estaba Colby.

No dudó en acercarse lo más rápido que sus cansadas piernas le permitieron, sintiendo que su corazón se partía ante la escena frente a sus ojos.

Su amado bicolor se encontraba pálido, con una máscara extraña cubriendo su boca mientras algunas muecas de dolor podían apreciarse en su cansado rostro.

La señora Lopez no parecía haber notado su presencia, siguiendo alarmada la camilla que postraba a su hijo hacia la puerta de emergencias.

Un cosquilleo casi congelante recorrió el cuerpo del tatuado cuando los ojos de Colby se abrieron por unos instantes, siendo el suficiente tiempo para que lograra estirar su mano desde las colchas en dirección a Randal.

Él no dudó en agarrarla aunque fueran tan solo un par de segundos, articulando un rápido "Te amo" con sus labios antes de verse obligado a soltarlo cuando llegaron a la sala de emergencias.

Al amanecer ||Ortollins||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora