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La mañana era cálida. Y a pesar de tan solo estar empezando el amanecer, los rayos solares ya caían sobre aquellos jardines de hierba verde y hojas secas cayendo por el viento. 

Las personas se encontraban reunidas alrededor de aquel ataúd de caoba, escuchando con el pesar de sus corazones algunas palabras sobre el muchacho que se hallaba descansando en su interior. 

Randal se encontraba entre aquellos familiares y amigos del fallecido chico, manteniendo su cabeza baja y tan solo escuchando automáticamente las palabras a su alrededor. Un pesar permanecía en su corazón al ser testigo de las lágrimas de la señora Lopez, la cual parecía intentar estar fuerte pero no tenía éxito alguno en ello...Tal y como él. 

Podría estar serio y en silencio con su mirada en el ataúd, pero dentro de él estaba completamente destruido. 

No podía creer que su niño bonito se halla ido tan rápido, que ya no vería su sonrisa otra vez, que no volvería a sentir sus labios sobre los suyos y luego ver cómo se ruborizaba.

Era aún peor que el dolor mismo. 

Randy esperó a que la ceremonia se diera por terminada, dándole un fuerte abrazo a la mamá de Colby antes de que esta se fuera del lugar con una demacrada expresión. Ella había hecho todo por salvar a su hijo después de todo...

–Hey, cariño...– Murmuró suavemente aquella fémina de cabello rosa fuerte amarrado en una coleta. 

–Hola, Mercedes...

La chica le sonrió, poniendo suavemente su mano sobre la espalda del tatuado y guardando un suave silencio entre ellos mientras observaban la reciente lápida colocada. 

Randy sentía sus ojos doler de las lágrimas con tan solo leer el nombre y fechas de su adorado niño bonito, pero logró contenerse de alguna manera inexplicable. 

– ¿Mercedes?– Murmuró él, casi susurrando entre el soplido del viento otoñal. 

– ¿Sí?

– ¿Será muy tonto si lloro ahora?

La fémina no había captado que su amigo ya apretaba con fuerza sus ojos, por lo que se limitó a no responder y solo abrazarlo con delicadeza. Randal pasó sus brazos por la pequeña cintura de Mercedes, apegando su rostro al hombro de ella para por fin ceder al llanto que lo aquejaba desde hacía horas. 

El muchacho no pudo evitar caer sobre sus rodillas en el césped, al igual que su amiga, la cual no estaba dispuesta a dejarlo. 

Siguió abrazándolo, por más doloroso que fuera el llanto desgarrador del chico entre sus brazos. 

El pecho del tatuado temblaba contra el de la fémina, la cual podía sentir un nudo en la garganta y algunas lagrimillas escapar de las esquinas de sus ojos. 

Randy había llorado mucho por la muerte de Colby...Pero siempre en silencio, donde nadie le molestara. 

– Llora todo lo que quieras, cielo. Está bien...

– Debo verme como un tonto. Colby debe odiarme...-Balbuceó el chico de cabeza rapada, a lo que Mercedes acarició su espalda en busca de calmarlo. 

– Colby te amaba más que nada en este mundo, Randy– Comentó, cerrando los ojos y suprimiendo un sollozo involuntario– No pienses que no lo hacía. 

Ambos se quedaron así por algunos minutos, hasta que poco a poco Randall pudo recuperarse con las palabras cálidas de la chica. 

Admiraban la lápida, ella preocupada de que las lágrimas de su amigo volvieran y él con miles de cosas en la cabeza. 

Al amanecer ||Ortollins||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora