Capítulo 5

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La chica permanecía acostada sobre esa cama otra vez, en aquel cuarto completamente oscuro, otra  vez. Sus ojos estaban rojos y sus pestañas húmedas, llevaba tan solo un día allí y ya había recibido un golpe, no podía ni imaginarse lo que le esperaba en aquel lugar lo que le pasaría si no lograba huir de allí lo más pronto posible. Solo quería saber.
¿por qué él se había enojado de tal manera? No era para tanto.
La chica ya no aguantaba ver a su alrededor y no encontrar ni un agujero por donde si quiera mirar. Aquel encierro la había hecho entrar en pánico, se sentía muerta... En vida.


- ¡Dios mío, ya no aguanto! - masculló cubriéndose el rostro con las manos, las cuales mantenía atadas por las muñecas.
  Su vista se nubló por las lágrimas acumuladas en ellos, el nudo en su garganta dolía. Mientras miraba al techo, el rostro de Gus.

- Espero poder volver a verte.. - apretó sus párpados provocando que las lágrimas cayeran por sus mejillas.

" Te quiero mucho, aunque estés un poco loca "

" ¡Oye! "

Su risa... Cómo la extrañaba.

El joven llegó a la casa, tocó la puerta y espero ser atendido. Realmente estaba preocupado. La puerta se abrió, no era _____.

- ¿Qué quieres? - preguntó el tipo. Gus tragó y habló.

- Venía a traerle la tarea a _____, como hoy no fue a la escuela..

El hombre miró las manos del tipo y tomó las hojas con desinterés. Iba a cerrar la puerta pero Gus prosiguió hablando.

- también... ¿Podría decirme porque _______ no ha ido a clases?.

- ella.. está enferma.

- ¿Enferma? Pero ayer..

- Adiós - le cerró la puerta en la cara.

Gustavo se quedó con las palabras en la boca, tensó la mandíbula y suspiró. Se volteó y dió unos pasos hacía la calle mientras tomaba su móvil y le marcaba a su amiga, ella no respondió.

- _______... Estoy preocupado, tu papá me dijo que estás enferma, realmente espero que te mejores... También espero que me respondas los mensajes o me llames. Te quiero - dejó el mensaje y guardó su móvil. Para luego seguir su camino.

El tipo entró al cuarto, donde ella se encontraba dormida. Detallo como vestía la adolescente, traía ese pequeño short blanco y esa remera de tirantes, la cual se ajustaba perfectamente al tamaño de su busto. Observó el rostro de la chica notando el rastro de una lágrima en su mejilla. pasó sus manos por las muñecas de la muchacha quién yacía dormida sobre la cama. Las sujetó suavemente presionándolas contra el colchón y hundir su rostro en ese cuello trigueño, perfecto a simple vista. La joven inconsciente soltó una pequeña risa inconsciente, sentía un cosquilleo al abrir sus ojos observó al tipo sobre ella.

- ¡No, Joder!

La chica gritó al compás que intentaba zafarse de aquel agarre forzoso pero aquel tipo era fuerte y evitar aquella situación desagradable le era difícil. El tipo sujetaba con fuerza las muñecas de la menor contra el colchón. Seguramente las dejaría marcadas. Estaba siendo tan brusco le dolía tanto aquel agarré, la estaba lastimando y parecía no importarle cuanto pudiera quejarse y retorcerse.

- ¡No, Su-suélteme! - exclamó con desesperación. 

- ¡Quédate quieta! - exigió

Aquel tipo mantenía su rostro en el cuello de la menor, una vez más lo estaba olfateando y besando con ardor, lujurioso...

Síndrome De EstocolmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora