14. Miedo

4.3K 207 26
                                    

El semblante de su rostro era desconcertante. Su mirada dispersa, como queriendo huir de aquel momento. Intente acercarme pero me alejó rápidamente. Como ya dije, era como si estuviera huyendo, huyendo de mi... 

---- ¿Te sucede algo malo? ----. Intente acercarme pero, una vez más fui rechazada.

---- ¡No te acerques! ----. Elevó la voz y volvió a alejarse.

---- ¿P-por qué? ¿Qué fue lo que hice? solo le dije que---. Antes que pudiera terminar aquella frase bastante obvia, me interrumpió.

---- ¡Basta! ---. Vocifero, cubriendo sus oídos con sus manos----. Solo, solo estas confundida.

---- ¡No lo estoy! ----. Elevé la voz. Suspiré profundo ----. No... ----. hice una pequeña pausa----. Lo quiero, lo necesito. Si el cuerpo es 80% agua, yo soy 80% Harry. Se que suena terriblemente tonto pero es así, lo quiero ----. Mi voz comenzó a quebrarse. De pronto fue cuando me dio la espalda.

---- Nadie en su sano juicio podría amarme. Ya deja de decir tonterías ----. Murmuro sin si quiera mirarme. Estaba tratando de sonar frío e indiferente; sin embargo, su voz ronca y temblorosa me demostraba todo lo contrario. 

---- ¿Por qué cree que nadie puede quererlo? ¿cuál es el problema si le he tomado más afecto del que pretendía? ----. Cuestioné con desesperación. Trataba de encontrar su mirada. Esa mirada que lastimaba pero que tanto me gustaba contemplar. 

---- ¡Soy un monstruo! ----. Vociferó----. ¡Acaso no me estas viendo? ----. Gritó, quitándose aquel pañuelo que cubría parte de su rostro. Mi respiración se aceleró al ver lo así, tan... agresivo.

---- Lo único que veo es a un hombre, uno que quiere aparentar ser un demonio pero, que en realidad tiene un corazón enorme y relleno de amor.

---- En mi corazón solo hay oscuridad y eso no va a cambiar. Soy un demonio por así decirlo, el barrio me denomino de esa manera. Las madres asustan a sus hijos conmigo. Hasta tú me creías un demonio sin corazón. Pues todos tenían razón, lo soy y no voy a cambiar por ti ni por nadie.

---- Jamás creí esos estúpidos cuentos. Solo creí que era alguien amargado y anti-social. Nunca lo creí un demonio ni nada que se le parezca.

---- Pero me tenías miedo, no lo niegues...

---- Bueno ¿Qué quería? su casa era prácticamente perfecta para el día de brujas. Opaca y sin ningún color o luz. Claro que tenía miedo pero, no por esos rumores estúpidos. 

Mantuvo el silencio.

Me acerque  con mucha lentitud, con suerte no escucharía mis pasos. Lo rodeé con mis brazos. Apoye mi cabeza en su espalda.

---- Déjame ----. Ordenó y me apartó nuevamente ----. Yo no te quiero. No me interesas más que como un pasa tiempo y creo que ya te lo había dicho ¿No? deja de ser tan masoquista ----. Me observó con seriedad. 

El nudo en mi garganta volvía a subir y bajar con lentitud. No iba a llorar. No más.

---- Tiene razón. No se que hago aquí con usted, intentando algo que no tiene caso.

--- Bien, largo ----. Se encogió de hombros. Me dio la espalda y comenzó a alejarse.

Carajo, eso había sido como un puñal justo en mi corazón, sentía como se encogió con solo unas pocas palabras. Aquel castillo de naipes que construí con paciencia se desplomó en un segundo con un simple soplo. 

---- Bien, me iré ahora mismo para no seguir molestándolo señor.

Tomé aquel vestido que yacía en el suelo y me lo puse. Estaba roto pero no me importaba, no en ese momento. Abrí la puerta y salí de aquella casa. Comencé a recorrer las calles nocturnas y frías de Londres, descalza y con el corazón partido en mil pedazos. Sin un rumbo fijo. Pronto me encontraba lejos de allí, no podía dejar que mi padre me viera, ni él ni nadie.

Síndrome De EstocolmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora