48.

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Mientras caminaban, sus manos se mantenían unidas, compartiendo calor entre ambas, apretandose entre si.

Edward solo podía sentir una enorme felicidad. Sentía satisfacción y por una vez, después de meses ya no se sentía tan vacio. Sentía paz y amor dentro de su ser.

No quería soltarla, realmente no queria soltarla.

______ por su parte sentía una rara mezcla entre satisfaccion y angustía. Las suaves y grandes manos de Edward la hacían sentir protegida por alguna razón. La hacían sentir...en su hogar pero, si, siempre hay un maldito "Pero"... no podía evitar sentirse una maldita traidora al sentir cosas por otro hombre que no sea Harry.

Sea lo que sea que sintiera.

Prometió no amar de nuevo, sin embargo ahora no esta tan segura de poder cumplir esa promesa.

Por un lado estaba Gus, quien la acortejaba día y noche. Un chico adorable y de su misma edad. Su "primer amor" de secundaria y a quién prometió considerar, mientras que por otro lado estaba Edward, un hombre que apenas y conocía, exactamente igual a Harry pero por el cual comenzaba a sentir cosas, y por último estaba Harry, o más bien..."el recuerdo de Harry" ese que no la dejaba seguir con su vida.

Realmente estaba confundida y no sabía que demonios hacer pero ... no podía negar que sentía algo por Edward... tal vez sea su gran parecido a Harry... o tal vez sea simplemente él, simplemente él siendo.. él y no solo una copia pero, estaba segura que algo sentía por ese hombre que llegó a su vida sin previo aviso.

¿Esto era justo para Gus? ¿Era justo para Harry?¿Estaba bien sentir más atracción por Edward que por ellos?... ¿Estaba bien sentir algo tan pronto, cuando a Gus y a Harry les costo tanto llegar a su corazón? ¿Era justo sentir cosas por alguien que no se ha esforzado en enamorarla?

Estaba realmente confundida.

- ¿Quieres beber algo? -. Cuestionó, mientras tomaba entre sus manos la botella de jugo. Tomó dos vasos descartables en cuanto vió que Edward asintió mientras yacía sentado en la silla -. Ten-. Dijo, entregandole el vaso lleno de jugo de naranja.

Sus manos se rozaron y ¡Oh dios! Se sintió tan bien... su piel se erizó con solo un roce.

Que... Curioso... Su mano... es muy similar

- Gracias -. Agradeció con una amplia sonrisa, mientras sujetaba el vaso entre una de sus manos.

- De nada -. Sonrió y fue cuando se sentó en la cama como indio. Un momento de silencio momentaneo inundó el pequeño cuarto.

Digamos que un momento silencioso suele ser incomodo, y éste lo era... pero, Edward aprovechaba ese pequeño espacio mudo para observarla. Observar su belleza... su adorable rostro sonrojado.

Tal vez por el frio o.... tal vez por él?...

Seguía igual de hermosa como aquella vez que la noto, aquella vez que pasó corriendo frente a su casa, con una amplia sonrisa en su rostro. Desprendia felicidad. Él queria un poco de esa felicidad... tal vez deseaba destruír esa felicidad que envidiaba...

Aun que...

- _______ -. Susurró.

- ¿hum? -. Lo miró-. ¿Qué sucede?

- ¿Has comido mucho últimamente no? -. Enarcó una ceja.

Ella solo se sonrojo y abrió sus ojos en grande. Se atragantó con el jugo.

- ¿Por qué lo preguntas? -. Estaba asustada.

¿Acaso lo habia notado? ¡¿Lo notó?!

- Pues... mientras dormiamos juntos, note que intentabas cubrir tu cuerpo. Creí que tal vez había engordado un poco y te apenaba tu cuerpo.

Síndrome De EstocolmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora