Capítulo 2 - En la boca del lobo.

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Las clases de _______ pasaban al compás de las horas pero, ella no podía prestar atención a ellas. Claro que su vista estaba en aquel pizarrón y su maestro pero, casi perdida en sus pensamientos.

- Psss... _______  - Palmeó el hombro de su amiga. Fue entonces cuando sus pensamientos turbios se perdieron para enfocarse en él.

-¿Eh? - Parpadeó y ladeó su rostro un poco para mirarlo - ¿Qué pasá?

- ¿Qué te pasa a ti? Andas en las nubes... -Murmuró con una sonrisa- Que grosera con la clase - Bromeó. Ella rodó los ojos.

- Bobo -. Susurró sin poder evitar sonreir.

- Si pensabas en mi estás perdonada - Bromeó. Si en otra ocación me decía lo mismo hubiera dicho que sí, en mi mente claro.

- Eso quisieras - Bromeó mordiéndose el labio levemente. Por un momento la hizo olvidar todo pero, todo regresó a su mente en un parpadeo.

- Dime ¿es por lo de hace rato?

- Así es -Asintió- Es que - Miró que la profesora no estuviera al pendiente de ellos y prosiguió - No dejo, bueno más bien no puedo dejar de pensar en esa casa, en esos dos puntos rojos que me observaban... Gus, me observarón, se que no me crees pero, yo sé lo que vi.. - Susurró jugando con sus dedos.

Las imágenes aparecían en su mente como fotografías grabadas en su cerebro o como un maldito tatuaje en él.

- Te creo -Posó su mano sobre la de ella- Jamás me has mentido... a pesar que suene descabellado, te creo...

Ella sonrió. Su amigo era una dulzura, toda acción que él hacia la enamoraba aún más.

- uhm... tal vez, tal vez tienes razón. Debí imaginar todo, solo olvídalo -. Sacudió su cabeza levemente con una sonrisa pequeña en el rostro.

- Esta bien - Sonrió.

- Pero... aún tengo miedo -. Mordió su mejilla por dentro.

- ¿Por?

- Porque esta tan cerca mío que me aterra... ¿Por qué tiene que ubicarse justo en la misma calle que mi casa? - Cubrió su rostro con ambas manos - Se me hace imposible no cruzar frente a ella la mayoria de las veces..- Mordió su labio inferior con temor. Sacudió levemente su cabeza.

- Hey -Escuchó la suave voz de Gustavo, y como su mano se posó sobre su hombro derecho- No te preocupes  por eso. Desde mañana yo iré a buscarte todos los días, y también te acompañaré a casa ¿vale? -Sonrió- Hoy no puedo acompañarte porque quedé en llevar a mi abuela al doctor pero desde mañana seré tu sombra ¿Va? -acarició la mano de la chica - ¡Ah! Y cuando tengas que salir a algún sitio solo me pegas un llamado y te pasaré a buscar.

- Gus... no tienes que hacer algo así... es un fastidio.

-  No para mi.

-¿De verdad harías eso por mi, Gus? - Cuestionó. Él solo asintió.
  No pudo evitarlo. Se arrojó sobre él de inmediato
- Ay Gus  -Sonrió con amplitud- Eres el mejor... - Y ambos se miraron fijamente.

-¡Beso! ¡beso! ¡beso! - Gritaban prácticamente todo el salón.

Las mejillas de ______ ardían y no era por el calor.

- Ay, por favor chicos. Todos sabemos que se tienen ganas- Enarcó una de sus delgadas cejas. La colorada Sonrió picara- Ya sean novios ¿no? ¿O... es que ya lo son?

- Lo que sea que seamos es asunto nuestro, no de ustedes.

- Que grosero eres.

- ¡Bueno silencio! -. Exclamó la profesora - esto es un salón de estudio, no un parque.

Síndrome De EstocolmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora