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- Harry... - murmuró mientras iba sentada en un asiento del autobus y el rizado iba de pie justo a la par de ella.

Sus ojos estaban fijos en la ventanilla. Como quien busca alguna distracción pero, sin vida alguna. Sin interés a lo que pudiera ver a través de ella. Como si realmente estuviera viendo su propia mente, algún recuerdo no deseado.
No había mencionado palabra alguna desde que subieron al autobus. Y en camino a la tienda de dulces solo respondía con un simple si a cada propuesta o cosa que le decía. Realmente sabía que algo le pasaba. Pero le torturaba no saber que concretamente.

- uhm -. Ella solo apretó sus labios entre si y suspiró profundo volteando a mirar por la ventana. Cuando vio que su parada era la próxima volvió a mirar a Harry.

- Harry

- ¿uhm? -. Parpadeó y miro a la chica.

- Am.. ya debemos bajar.

El rizado miró por la ventana y asintió. Se puso de pie y sujeto la mano de ella para caminar hasta la puerta y esperar a que el transporte se detuviera. Cuando por fin bajaron comenzaron a caminar hasta el edificio, cada uno mirando a otro lado mientras sujetaban sus manos firmemente y con un poco de fuerza en ellas.

Ambos sentían angustia.

- ______ - llamó a la puerta del baño, mientras la contraria sepillaba sus dientes.

Ella no respondió ya que aún tenía pasta en su boca. Tomó un poco de agua con su mano y la bebió para enjuagar su boca. Este abrió la puerta.

- ¿Por qué no contestas?

- uhm... - tomó una toalla y seco sus labios -. Estaba por hacerlo... ¿Qué es lo que pasa? - tendió la toalla en un tubo pegado a la pared

- Ah... Nada solo quería usar el baño pero, creí que algo malo te ocurrió ya que, no contestabas.

- oh... - bajo la mirada un segundo -. Ya ves que nada me pasó... Todo tuyo - murmuró y pasó a la par del rizado para adentrarse en el cuarto.

- ¿Ocurre algo?

- Nada - dijo sentándose al filo de la cama y subiendo sus pies para meterse bajo las mantas -

- ¿Crees que suenas convincente? -. Alzó su ceja acercándose y sentándose a los pies de la cama.

Ella lo miró mientras peinaba su pelo hacia un lado con sus dedos

- ¿Por qué me pasaría algo?

- pues desde que llegamos has estado callada. Y ni si quiera has comido los dulces que compramos.

Ella miró la bolsa de dulces y se encogió.

- Es que se me fueron las ganas. Ya los comeré mañana

- ¿y el silencio por qué?

- ¿qué tiene que no diga nada?... No tiene por qué pasarme nada. Tu viniste todo el camino en silencio...

- ¿Uhm? - alzó una ceja -. ¿Así que se trata de un diente por diente?

- ¿qué?... No se trata de eso.

- ¿entonces es casualidad?

- Ah... Mmm está bien. Piensa lo que quieras -. Dijo y se acomodó en la cama de lado, dándole la espalda.

- ves, estás enojada.

- No lo estoy.

- Oye, lo siento. No quise hacerte sentir mal.

- No lo has hecho. ¿Me dejas dormir?

- ¿por qué tienes que comportarte como una niña? Siempre que algo te molesta, en lugar de decirme lo que te molesta te callas, enojas y planeas que yo adivine que ocurre.

Síndrome De EstocolmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora