Capítulo 13: Furia.

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Luego de haber visto a Tyler, pasaron unos cinco días en los que no salía a ningún lado ni hablaba con nadie. Lloré todos los días, lloré hasta que me quedé sin lágrimas.

Era miércoles y aún el pensamiento y el recuerdo de él abandonando la casa en ese estado me torturaba y me hacía llorar.

Luego de que mis lágrimas dejaran de fluir, me acosté en mi cama y me dispuse a leer un libro que había evitado desde hace un mes, Princesa Mecánica.

Lo saqué del fondo de mi maleta, en donde guardaba mis libros.

Debía leer una y otra vez la misma línea, ya que mis pensamientos me distraían y no llegaba a leer realmente lo que decía.

Después de leer más de cinco veces la misma línea sin leerla en realidad, me di por vencida y guardé el libro. Suspiré con frustración, ¿Qué debo hacer para despejar mi mente?

No podía despejar mi mente si me quedaba aquí encerrada, así que decidí echar una mirada al patio, viendo si las viejas bicicletas de mis abuelos aún se encontraban allí.

Al levantar una gruesa lona, destapé dos bicicletas en perfectas condiciones, aunque sin ser usadas en… visiblemente, muchos, muchos años.

Subí corriendo a mi cuarto, me puse un short y unos tenis, dejé una nota en la cocina avisando que iba a salir un rato y que me llevaba una de las bicicletas, y salí.

Tomé un atajo el cual mi abuelo solía tomar cuando estaba más pequeña y queríamos llegar más rápido a la ciudad. Al tomarlo, de inmediato los arboles se hicieron más grandes, el bosque más denso, los rayos de sol apenas lograban pasar por las hojas de los arboles.

Siempre me había gustado este lugar, me daba esa cierta sensación de paz que no lograba darme ningún otro lugar.

Pedaleé y pedaleé, hasta que llegué en un punto en el que la carretera se partía en dos y recordé el por qué mi abuelo ya no tomaba este atajo.

Si tomaba la decisión equivocada, terminaría en un laberinto.

Me arriesgué tomando la carretera de la derecha, al menos en todas las películas, ese era el lado que siempre tomaban.

Empecé a sentir una furia burbujear en mi, de repente tenía lágrimas calientes bajando por mis mejillas mientras pedaleaba a una velocidad muy rápida. Todo el camino se veía borroso, no sabía si era por las lágrimas o si era por la rapidez con la que iba.

De un segundo al otro, me encontraba en el aire luchando por no caer con mi cabeza en el suelo.

Había chocado con una piedra en el camino. Mierda.

Grité al impactar con el suelo, mi brazo derecho recibió todo el impacto de la caída, estaba segura de que me quedaría un gran moretón en el brazo.

Cerré los ojos con fuerza mientras el dolor se propagaba por todo mi cuerpo, una punzada de dolor me cruzó cuando mi cabeza golpeó el asfalto.

Traté de abrir los ojos, pero cuando lo hice, todo empezó a dar vueltas

¿Voy a morir?

Grité con todas mis fuerzas cuando otra punzada me atravesó. El dolor era insoportable.

Casi rogué que Tyler estuviera por aquí y me ayudara, como en mis libros siempre ocurre, pero esperé y esperé y lo único que obtuve fue más dolor.

Me di cuenta de que si me quedaba más tiempo ahí tirada, las posibilidades de poder levantarme serían casi nulas.

Si no ponía mi cuerpo en movimiento, no lo podría hacer mas nunca.

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