—Elizabeth, querida. Vamos a llevarte a un hospital, al parecer te rompiste una costilla. —dijo mi abuela, entreabrí los ojos y vi que me subían a una ambulancia.
—¿Dónde…? — traté de pronunciar “Freddie” pero las palabras simplemente no salieron.
—No, no hables. Dentro de poco llegaremos, un chico que estaba a tu lado dijo que te iría a visitar en cuanto lo permitiera y me dio su número de teléfono para que le avisara que te había pasado, ¿lo conoces? —solo asentí, cayendo de nuevo en la oscuridad esta vez por la anestesia que me suministraron para no sentir el dolor horrible en mis costillas.
—¿Está bien? ¿Despierta? —escuché la voz de Freddie en mis momentos de consciencia, esto ya estaba ocurriendo muy frecuente. Despertaba, oía voces lejanas, volvía a caer inconsciente, por lo menos ahora pude entreabrir los ojos.
—Agua… —susurré al notar la sequedad de mi boca.
—Toma, tienes visitas. —el abuelo se puso a mi lado, acariciando mi cabello y dándome un vaso de agua, al terminármelo salió del cuarto.
—Hola. —Freddie tomó asiento en donde se encontraba anteriormente el abuelo, aproveché tenerlo aquí para pedirle información.
—¿Me partí una costilla, entonces? —pregunté un tanto divertida, al recordar que pensé que era una simple fisura.
—Fisura, pero se estaba volviendo una fractura con el movimiento. —susurró, viéndome con ternura.
—¿Qué haces aquí? —le pregunté, solo nos conocimos en el super y ya estaba aquí preocupado por mi por una simple fisura.
—Quise saber como estabas, siento que fue mi culpa lo de tu costilla. No estaba viendo a donde caminaba y choqué tu carri… —lo interrumpí a la mitad de la oración, sabiendo que no era su culpa en lo absoluto. ¡ES TAN TIERNO! Agh, me está gustando más de lo que debería.
—Cállate, yo andaba corriendo como una animal sin ver a donde me dirigía por un helado. —una media sonrisa se formó en sus labios. ¡Como me encantan!
—Bueno, ya pasó. ¿Aún te duele? Dicen que te desmayaste por el dolor. —ahí estaba de nuevo esa mirada de perrito preocupado cuando me levantó del piso del supermercado.
—No, ya no me duele. ¿No te dijeron cuando podré salir de aquí? —lo que sea que me pusieron en el pecho, me pica mucho.
—No. —se levantó de la silla y miró su teléfono, pude ver en sus ojos que se debía ir y sorprendentemente, eso me entristeció. — Me debo ir, ojala te recuperes. ¿Nos vemos después? —dijo depositando un beso en mi mejilla.
—Claro. —vi como iba saliendo del cuarto, unos segundos después tuve la necesidad de agradecerle por haber estado aquí. — FREDDIE. —grité, rogando que me escuchara y volviera.
—¿Si? —asomó su cabeza por la puerta, una vista muy adorable que me hizo reír.
—Gracias por venir. —le di mi más lindo tono de voz junto con mi más hermosa sonrisa, estaba muy pero muy agradecida por todo.
—Fue un placer. —Me guiñó el ojo antes de salir… oh dios, ¿Podía ser este chico más perfecto?
Estuve todo el día en el hospital, me dijeron que debía quedarme para asegurarse de que tenían controlada la fisura y pudieran prevenir que se extendiera. Los abuelos estuvieron muy preocupados por lo que había pasado, me regañaron hasta que no podían más, mi mamá llamó haciendo su papel de madre preocupada más falso del mundo, por lo menos no heredé su mala actuación. La enfermera que me atendía me dio unas medicinas que debía tomarme cada ocho horas, solo recuerdo que la rosadita es cuando me duela mucho, la azul es para que se selle la fisura y la blanca es por precaución de infección. A pesar de tener una fisura en mi costilla, tendré que levantarme temprano mañana para ayudar a mi abuela con los ponquecillos, ¿es acaso esto justo? ¡NO, NO LO ES! Espero que lo que he estado pensando resulte…

ESTÁS LEYENDO
Forbidden
Storie d'amoreLas cosas se enredarán más de lo que deberían cuando Elizabeth Fishertbark y Tyler Stevens se encuentran enlazados entre si por un "Amor Prohibido". Tyler siendo de padres ricos y perfectos en todos los sentidos, tiene prohibido por no solo sus padr...