Lo estaba sintiendo, mis caderas dolían, podría sentir las contracciones una y otra vez, apretando mi pelvis, era un dolor endemoniado que me hacía querer morir. Estaba viniendo, el bebé estaba viniendo.
Lo único en lo que podía pensar y lo que deseaba en el momento era que saliera, lo quería afuera en ese momento. No soportaba la sensación de mis músculos tensos, actuando como si tuvieran voluntad propia, haciéndome jadear.
Lo necesito afuera, necesito sacarlo al mundo, quiero ver a mi bebé. —pensé mientras marcaba el número de Freddie con manos temblorosas en mi teléfono.
Las contracciones me estaban volviendo loca, sentía toda la tensión subir desde mis muslos hasta mi caja toráxica y luego desaparecer, me di cuenta que pasaban cada 15 minutos. Todo mi cuerpo rígido dolía, mi cadera dolía, una de las experiencias más dolorosas en mi vida, de eso no había duda.
Cuando Freddie finalmente llegó, estaba sentada, ya había pasado una contracción por lo que tenía 11 minutos para sacarme de ese infierno a un hospital en donde me trataran y contando.
—Oh, dios mio. No puedo creer que esto esté pasando, ¿d-dónde está la maleta que p-preparaste con tus cosas? —preguntó, preso del pánico.
—MALDICIÓN ALFRED, EN LA SALA, LE ACABAS DE PASAR POR UN LADO. ¿NO PUEDES HACER NADA BIEN POR UNA SOLA MALDITA VEZ? ¡ESTO DUELE, MIERDA! —grité, sintiendo la contracción en su peor punto. Pobre Freddie, le había dado un susto a muerte con mi grito.
Saltó al asiendo de piloto, poniendo rápidamente las bolsas en el asiento trasero de la camioneta que había adquirido recientemente y condujo como alma que lleva al diablo a quién sabe dónde. En el camino el siempre trato de mantenerme en calma pero parecía más como si yo tuviera que calmarlo que él a mi. Una vez llegamos al hospital e ingresó mis datos personales, me trajeron una silla de ruedas y la enfermera, por mis gritos malhumorados, me llevó corriendo hasta mi habitación.
Una vez Freddie entró a la habitación, claramente intimidado por toda la situación, se acercó a mi y apreté su mano fuertemente, saltó brevemente pero lo ignoré. —Llama a la maldita tipa que me ha estado viendo y dile que venga, ella sabe lo que se debe hacer. —ordené, con los dientes fuertemente apretados.
El dolor era insoportable, pero a la misma vez moría por ver la cara de mi pequeña, cómo sería, ¿tendría los ojos de su padre? ¿O su cabello? ¿Se parecería a mí? Muchas preguntas pasaron por mi cabeza en ese momento. También sentía miedo, ¿Qué pasaría si alguien confunde a mi bebé con otro y me dan el bebé de una realeza, y terminamos viviendo en la pobreza cuando ella podría ser una princesa?
Sí, eso pasó por mi cabeza, no me culpen, fueron las drogas que me estaban dando para los dolores.
Una vez los dolores se apaciguaron, me calmé un poco. La tensión en mi cuerpo seguía apareciendo cada quince minutos pero era mucho menos dolorosa. Ya tenía tres horas en trabajo de parto y el reloj en la pared indicaba las 3:49a.m.
Una amable enfermera había estado entrando al cuarto, revisando que todo estuviera en orden. Me había dicho que hasta que no tuviera al menos 5cm de dilatación, no podría dar a luz. La espera me estaba matando, mataba por ver la cara de mi pequeñita. Freddie estaba sentado a mi lado, su rostro estaba pálido y parecía preocupado. Cada cierto tiempo miraba su teléfono como esperando una llamada, lo cuál me puso los nervios de punta.
No dejaba de imaginarme lo peor, mi bebé muriendo, o naciendo con alguna deformidad o enfermedad que le limitara su vida por completo. Me estremecí ante ése pensamiento, sabía que no debía preocuparme o pensar en cosas así porque no sólo me alteraba los nervios a mi, sino que también le hacía mal a la bebé y creo que ambos concordamos con que ya habíamos pasado por demasiada tensión. Debía estar feliz, mi bebé estaba a punto de nacer, una bendición de dios estaba a punto de nacer. Me obligué a mantenerme positiva y le dije a Freddie que saliera a conseguirse algo de comer por su palidez, a lo que asintió.

ESTÁS LEYENDO
Forbidden
RomansLas cosas se enredarán más de lo que deberían cuando Elizabeth Fishertbark y Tyler Stevens se encuentran enlazados entre si por un "Amor Prohibido". Tyler siendo de padres ricos y perfectos en todos los sentidos, tiene prohibido por no solo sus padr...