Forbidden

Epílogo

Luego de treinta minutos en el quirófano, el día del nacimiento de la bebé, Elizabeth murió por pérdida de sangre, lo cual destruyó a Tyler, quién ni siquiera sabía en un principio que ella estaba embarazada. La bebé nació con problemas respiratorios, además, y tuvo que tener cuidados intensivos por tres días enteros. Pesó 3 kilos 956 gramos, era grande. Tenía mucho cabello rojizo en su cabecita y no tardó más que un par de horas en abrir los ojos, era hermosa. La viva imagen de su madre.

Las cosas no fueron fáciles para Tyler, una vez todos se enteraron, la confusión reinaba. Una amiga de Elizabeth de la cuál Tyler no tenía idea de su existencia, llegó a Texas para ayudarlo con la bebé y Elizabeth mientras llevaban el cuerpo a New Jersey, en donde se haría el funeral.

Tyler no asistió, sin embargo. No creyó que sería bueno llevar a una bebé recién nacida a un cementerio, con todo el viento y el frío, nadie puso objeción.

Todos los que conocían a Elizabeth estaban devastados, aunque ni su madre ni Christopher hicieron presencia.

Luego del funeral y los actos en su memoria, Tyler y la bebé, a quién llamó Haley, se mudaron a las afueras de Phoenix. Tyler pensó que sería buena idea alejar a Haley de toda la tristeza y sobretodo drama, que había sucedido en New Jersey. Al principio, los abuelos de Elizabeth se opusieron, pero acabaron aceptando porque tal vez un nuevo comienzo era lo mejor para Tyler.

Durante el primer año de la muerte de Elizabeth y el nacimiento de Haley, Tyler raramente dormía, ya sea por Haley o por sus pensamientos que en cada momento del día se encontraban con Elizabeth. La extrañaba con locura, se lamentó tanto dejar que todo eso pasara, se lamentó tanto no haberla buscado lo suficientemente bien una vez lo abandonó. Había estado tomando mucho mientras aún vivía en New Jersey, donde tenía otras personas para cuidar de Haley, pero en Phoenix ellos sólo se tenían el uno del otro.

Sabía que no podía beber teniendo que cuidar de su hija, a quien amaba con locura. Procuraba no hacerle daño y la verdad, eso de ser papá se le daba muy bien. La llevaba al parque casi todos los días, cuando pasaban cerca de uno de esos Mc Donald's y ella los señalaba, incluso si no lo hacía, el siempre paraba y le compraba una de esas ridículas Cajitas Felices, no importaba si iba apurado a algún lugar, él amaba verla feliz, sonriendo, le recordaba tanto a Elizabeth, sus enormes ojitos y sus pecas. Su bebé iba a ser una rompecorazones cuando creciera, eso él lo sabía.

Ya había empezado a caminar, y también a hablar. Claro, sólo balbuceaba algunas palabras, pero algo era algo. Tyler deseó que Eli estuviera a su lado cuando Haley dijo por primera vez 'mamá', estuvo llorando con Haley en sus brazos por horas. Le dolía mucho su muerte, aunque luego las cosas se le hicieron más fáciles de lidiar.

Mientras Haley crecía, el parecido con su madre se hacía innegable, cuando cumplió dos años, todos en su fiesta de cumpleaños se quedaron anonadados, ya que no la habían visto desde que se habían mudado a Phoenix. Más que uno lloró,  al verla. Y Tyler entendía perfectamente por qué lo hacían. Era como tener a Elizabeth a su lado, su energía, su manera de reír, era hermosa. Aunque ciertamente Elizabeth era más testaruda, mientras Haley era todo amor y cariño.

Su mundo entero giraba alrededor del regalo que le dio Elizabeth antes de morir, la amaba tanto y no podía creer lo grande que estaba. Cuando Haley estuvo lo suficientemente grande como para preguntarle sobre su madre, volaron hasta New Jersey, a visitar su tumba. Él sabía que tal vez era muy pronto para llevarla ahí, pero sintió que debía hacerlo. Lo primero que ella le preguntó al estar ahí era si ella era bonita, no pudo parar de sonreír cuando Tyler le dio una foto de Elizabeth, estuvo todo el vuelo de vuelta a Phoenix diciendo "Papi, ¡Mami es bonita! ¡Mami se parece a mí!" incluso teniendo escasos tres años.