Forbidden

Capítulo 8: Hormonas revolucionarias.

NOTA: Reproduzcan el video en la escena del baño

—¿Qué quieres decir con eso?

Las manos me empezaron a sudar, todo mi cuerpo empezó a temblar. Solo el tono de voz en el que lo dijo me produjo escalofríos.

—¿Qué más puedo querer decir con eso, diablita?

—¿Puedes dejar de decirme así?

—No, ese es tu nuevo apodo. Eres mi pequeña diablita, te queda a la perfección.

—Ya cállate y dime que mierda pasó ayer. —pregunté furiosa. No podía soportar más su insolencia.

—¿Recuerdas a Katherine? —Katherine… el nombre me sonaba, pero no pude recordarla.

—No… —susurré

—Pues deberías. —una risa cruzó la línea telefónica, haciéndome perder el poco de paciencia que me quedaba.

—¡DIME DE UNA PUTA VEZ QUÉ HICE AYER Y POR QUÉ DEBERÍA RECORDARLO! —exigí, tratando de no elevar mucho la voz.

Se empezó a reír frenéticamente, duró así unos minutos antes de que parara. Estaba más que segura que tuvo que detenerse un momento a recoger aire. —¡NO HICISTE NADA MÁS VERGONZOSO QUE BAILAR ENCIMA DE UNA DE LAS MESAS! —se siguió riendo y yo sentí como toda la presión acumulada en mi garganta iba disminuyendo, y a su vez mi ira iba en aumento.

—Mira idiota, no me vuelvas a llamar MAS NUNCA, ¿ENTENDIDO? —no esperé a que me contestara para colgar.

Me dejé caer en la cama con pesadez. ¿Quién se cree él para hacerme este tipo de bromas NADA graciosas?

—Genial, aparte de engreído ¡Idiota! —suspiré.

Escuché como gotas caían en el techo, creando un perfecto arrullo que logró dormirme en al menos treinta minutos.

—Sé que te gustará —susurró

—No lo sé, Tyler. Esto es… diferente… —sentí los cálidos labios de Freddie en mi nuca.

—Confía en mí. —replicó Tyler.

—Yo… —suspiré, Freddie y Tyler besaban mi cuello, produciendo un millón de sensaciones en mí.

Las manos de Tyler subieron de mi cintura a mis senos, sentí como desabrochaba mi sujetador. Cerré mis ojos al sentir sus labios sobre estos, mientras las manos de Freddie acariciaban mis piernas.

Las sensaciones me abrumaron en ese instante. Los labios de Tyler aún se mantenían en mi seno derecho, haciendo que soltara uno que otro gemido. Freddie se unió a él, tomando mi seno izquierdo, haciéndome delirar casi al instante.

Tiré del cabello de Tyler, eso se sentía tan bien.

Incliné mi cabeza, dejándome llenar por el placentero momento que vivía, sentía que iba a explotar en cualquier momento, justo cuando estaba empezando a sentir los efectos de un orgasmo, Freddie se apartó, obligándome a abrir los ojos. En un momento dado cambiamos de posición y sentí como su erección presionaba mis muslos.

Tyler me besó apasionadamente mientras sentía a Freddie entrar en mí.

 

—¿QUÉ MIERDA? —desperté de golpe, levantándome al instante.

Me sonrojé al recordar mi sueño húmedo. ¿Cómo podía yo soñar con algo así? ¡Nunca me había pasado! ¡Y MENOS PENSÉ QUE ALGUNA VEZ SOÑARA CON UN TRÍO! Lo que me sorprendió más fue lo real que se sintió.