Capítulo 16: Traviesa.

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N/A: Perdón por no haber subido ayer este capítulo, es que no lo terminé por falta de inspiración. Espero sus comentarios y votos♥ Son importantes para mi.

—Hola. —le sonreí a Freddie mientras me montaba a su auto.

—Hola, ¿Y eso que estabas aquí? —preguntó extrañado.

—T-tyler… Tyler me invitó a almorzar, nada del otro mundo. —me encogí de hombros.

Vi en sus ojos un rastro de duda lo cual me puso nerviosa. —Esta bien. —acarició mi pierna, antes de darle un apretón y volver a poner su mano en el volante.

Arrancó el auto, cada kilometro me ponía más nerviosa.

¿Qué si nos dicen que nos separarán? ¿Qué si nos dicen que uno de los dos se irá a vivir al otro lado del mundo? ¿Qué si nos dicen que tenemos prohibido volver a vernos? ¿Qué si descubren que tenemos algo?

La palma de mis manos empezó a sudar, mis piernas no se podían quedar quietas, hacía sonar mis uñas una y otra vez tratando de controlarme. Mis manos temblaban y se ponían heladas.

Freddie se dio cuenta, mierda.

—¿Qué pasa? —sus ojos de cachorro me observaron.

—Nada, solo estoy nerviosa. —le sonreí de manera tranquilizadora.

—No debes estar nerviosa, ya tus abuelos y yo nos conocemos.

—Es que… no solo estarán mis abuelos… —susurré, baje la mirada sabiendo que si me veía, sabría que algo iba mal.

—¿Quién más estará entonces? —su expresión cambió totalmente.

—Mi mamá… Tyler… y… —me rasqué la cabeza.

¿Debía decirle ‘Mi papá’ o ‘El papá de Tyler’?

—¿Y?

—Mi… el… el papá de Tyler. —clavé la mirada en la ventana.

Él nunca será mi papá.

—¿Qué harán Tyler y Christopher allá? ¿Conocen a tus abuelos? ¿A tu mamá?

—E-ellos… ya sabrás. —los nervios empezaron a atacarme más fuerte, mis manos empezaron a temblar.

Freddie pareció cohibirse, no habló más y evitó todo contacto visual conmigo.

—¿Pasa algo? —puse mi mano sobre la suya, en su pierna.

Me sorprendió que la quitó inmediatamente, como si quemara nuestro contacto.

—No entiendo por qué no confías en mi. —su mandíbula se tensó. Sus labios se presionaron en una línea fina.

Empecé a juguetear con mi labio inferior, mis dientes lo rozaban una y otra vez. Siempre hacía eso cuando no sabía que decir.

—Deja de hacer así, quiero hacer eso mismo con tus labios y no es el momento indicado. —dijo Freddie, mirándome de reojo.

Su postura aún era rígida, su voz dura y me intimidaba. Al escuchar sus palabras, me tensé visiblemente.

Si esto hubiera ocurrido una semana antes, me hubiera sonrojado, ahora solo quería que no pasara porque sabía que no lo podía rechazar, sería demasiado.

Liberé mi labio del agarre de mis dientes, casi recé para que llegáramos rápido.

—¡Freddie, cariño! Tiempo sin verte, es un placer que hayas venido. —la abuela salió de la casa con un elegante vestido de coctel. Freddie quedó atrapado en sus brazos a los segundos.

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